Espasmos cada vez más frecuentes

Estela Ruiz Díaz - TW: @Estelaruizdiaz

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Brasil, la tierra del mar, el sol, la samba y la caipiriña, que tiene a Paraguay como su mejor aliado a la hora de gritar los goles de su selección, asestó un duro golpe a la ya vapuleada economía paraguaya al aplicar un arancel del 16% a las industrias de autopartes paraguayas (actividad de las maquiladoras). La medida unilateral brasileña de gravar los productos amenaza con destruir 12.000 empleos y 300 millones de dólares en exportaciones. Hasta el momento, la industria de autopartes tenía arancel 0, pero se sabía de la frágil situación, porque tanto el sector automotor como el azucarero no están dentro del régimen comercial del acuerdo del Mercosur, firmado en 1991.

La noticia congeló al Gobierno, que no vio venir este zarpazo brasileño, y demostró una vez más que los negocios están primero más allá de la sintonía política entre Mario Abdo Benítez y Jair Bolsonaro.

El acuerdo automotor se viene negociando desde el 2015, pero hasta el momento no se llegó a ningún acuerdo. Brasil no se anda con vueltas: Como gran productor de vehículos cero kilómetros condiciona que para seguir comprando autopartes con arancel 0 a las maquiladoras, Paraguay deje de importar vehículos vía Chile (los famosos chileré). Este es un tema caliente que golpea a un sector vulnerable de la población que pone entre las cuerdas a cualquier gobierno.

Ahora es este tema el que concentra la atención del Gobierno y le obliga a mover sus pesados músculos. ¿Cómo se llegó a esta situación? Desde el Ejecutivo señalan que Brasil estuvo más interesado en el acuerdo Mercosur/UE y que por eso relegó el tema; sin embargo, otras informaciones señalan que Brasil planteó a Paraguay que acerque su propuesta y que ese plazo fenecía en junio. Al no hacerlo, resolvió elevar el arancel.

La crisis explotó y hoy la Cancillería, el MIC y otras instituciones se mueven en arenas movedizas, corriendo contra el tiempo, a la espera de un gesto compasivo del imperio brasileño de al menos posponer la medida. A Marito le explotó una granada antes de tiempo y eso que se viene, la madre de todas las batallas, con la renegociación del Anexo C de Itaipú. Este antecedente no es la mejor propaganda para su gobierno.

PAÍS PROVISORIO. Paraguay es una bomba de tiempo. Por ello, cuando las situaciones explotan provocan un tembladeral al poder de turno.

Casi todo es urgente, que se soluciona con medidas de emergencia para apagar el fuego, sin dejar espacio a lo importante que supone las soluciones complejas a largo plazo. Y este es el punto más flojo. Ante la baja institucionalidad, la indolencia pública y la exasperante corrupción, es casi imposible aplicar políticas de largo plazo.

Hoy el problema es el arancel brasileño. Mañana será otro. Hay espasmos en todos los sectores, que se manifiestan según la gravedad.

Hace poco fue la crisis penitenciaria. El motín sangriento en la cárcel de San Pedro volvió a poner sobre el tapete un problema que se viene incubando hace años y alertando en todos los idiomas. En este caso hubo una respuesta más institucional, porque se movilizaron los poderes del Estado para encontrar una solución a una problemática advertida hasta el hartazgo. No es para menos. Las cárceles están abarrotadas de presos sin condena, hacinamiento, corrupción, siendo la ley la que más contribuyó a este estado de caos: El abuso de la prisión preventiva, que se está analizando en el Congreso.

De tanto en tanto, hay convulsión en Educación. No es para menos. El país está en las últimas posiciones en los indicadores de calidad. 7 de cada 10 estudiantes no entienden lo que leen, destaca el terrorífico diagnóstico. Mientras el mundo se mueve en modo digital, en el país se sigue discutiendo la marca de lápices del kit escolar.

En Salud, la muerte por falta de medicamentos o terapias despiertan olas de indignación, pero se sigue sin otorgar al área el presupuesto necesario para ir resolviendo gradualmente una crisis de décadas.

Paraguay sigue rezagado en inversión social. No se asigna lo que debe destinarse en Salud y Educación, y se ha demostrado en el mundo que los países que han invertido su riqueza en estas áreas, hoy son líderes. No hay secretos. Han concentrado sus energías en cuidar y formar a sus ciudadanos.

LA JUSTICIA. Paraguay hace años ocupa los peores lugares en el mundo por su inseguridad jurídica, razón fundamental por la que las grandes inversiones no recalan en el país. Pero los jueces siguen viviendo en su burbuja de sumisión y corrupción.

El Parlamento, el poder más cercano a la sociedad, está alejado de los problemas reales. En la mayoría de los casos solo satisface sus intereses, empeorando cada vez más el déficit fiscal, cargando sobre los hombros de la ciudadanía la pesada carga de la privilegiada función pública.

MIEDO. Cada Gobierno que asume esquiva las soluciones de fondo, porque le da pánico electoral tomar medidas impopulares.

Las soluciones de raíz son dolorosas, pero extirpan los problemas.

Las crisis serán cada vez más constantes. Ya no bastan los parches que solo esconden el problema bajo la alfombra por un breve tiempo.

En la lista de temas urgentes, hoy es la cuestión automotriz. Hay expectativas sobre cómo el Gobierno saldrá de este aprieto, cuyo telón de fondo es la imagen país, el compromiso con los inversores a quienes prometió seguridad y previsibilidad, mientras en el reverso de la moneda está la importación de autos usados que beneficia a un gran sector de la población. El camino que tome será revelador, porque pone a prueba su capacidad negociadora. Un precalentamiento de lo que será la compleja negociación de Itaipú.

Los optimistas aseguran que la crisis es oportunidad.

Las cartas están echadas. Veremos quién gana la partida.

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