En guerra perpetua, a 15 años del ataque

El 11 de setiembre de 2001 cambió para siempre a EEUU: alteró la diplomacia y política de seguridad de este país, que desde entonces libra una guerra perpetua contra el terrorismo yihadista sin lograr poner fin al caos en Medio Oriente.

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Si bien el presidente Barack Obama, en el poder desde enero de 2009, rechazó el intervencionismo militar en las guerras del mundo árabe y busca reconciliar a EEUU con las naciones musulmanas, dejó a su país en un estado de conflicto permanente contra el terror islamista, advierten los expertos. El demócrata, que dejará la Casa Blanca en enero, será recordado como el presidente que sacó a EEUU de los pantanos de Irak y Afganistán, conflictos devastadores iniciados por su predecesor republicano George W. Bush en respuesta a los peores atentados de la historia y bajo la bandera de la “guerra mundial contra el terrorismo”. Pero “15 años después del 11 de setiembre, las guerras en Medio Oriente, las metástasis del EI (grupo Estado Islámico), la radicalización en línea y los atentados en Europa y EEUU impiden enterrar el paradigma de la guerra mundial contra el terrorismo”, estimó Tamara Cofman Wittes, directora de investigación de Brookings, para el Foro Económico Mundial. De hecho, la primera potencia mundial permanece comprometida militarmente, de manera limitada o dando apoyo logístico, en múltiples teatros de operaciones: en Siria e Irak contra el grupo EI, en Afganistán, Libia, Yemen, Somalia o Nigeria ante una infinidad de insurrecciones islamistas.

“Obama piensa que hay que evitar las grandes guerras que agravan las cosas”, explicó Hussein Ibish, investigador del Arab Gulf States Institute en Washington. afp

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