Dos condiciones

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Hoy meditamos el evangelio según San Lucas, 11:27-28

El papa Francisco reflexionó: ”La palabra de Dios no es ‘una historieta’ para leer, sino una enseñanza que hay que escuchar con el corazón y poner en práctica en la vida diaria. Un compromiso accesible a todos, porque, aunque ‘nosotros la hemos hecho algo difícil’, la vida cristiana es ‘sencilla sencilla’. En efecto, “escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica” son las únicas dos “condiciones” que Jesús pide a quien quiere seguirlo.

Pero si solo echamos un vistazo al evangelio —aclaró el Pontífice—, entonces ”esto no es escuchar la palabra de Dios: esto es leer la palabra de Dios como se puede leer una historieta”. Mientras que escuchar la palabra de Dios “es leer” y preguntarse: “¿Qué dice esto a mi corazón? ¿Qué me está diciendo Dios con esta palabra”. En efecto, solo así nuestra vida cambia. Y esto se produce ”cada vez que abrimos el evangelio y leemos un pasaje y nos preguntamos: “¿Dios me habla con esto, me dice algo a mí? Y si me dice algo, ¿qué me dice?”.

Esto significa “escuchar la palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón, abrir el corazón a la palabra de Dios”. Al contrario, “los enemigos de Jesús escuchaban la palabra de Jesús, pero estaban cerca de Él para encontrar un error, para hacerlo tropezar” y hacerle perder autoridad. Pero no se preguntaban nunca: “¿Qué me dice Dios a mí con esta palabra?”.

Además, añadió el Pontífice: “Dios no solo habla a todos, sino también a cada uno de nosotros. El Evangelio se escribió para cada uno de nosotros. Y cuando tomo la Biblia, tomo el Evangelio y leo, debo preguntarme qué me dice el Señor a mí». Por otra parte, “esto es lo que Jesús dice que hacen sus verdaderos parientes, sus verdaderos hermanos: escuchar con el corazón la palabra de Dios. Y luego dice: ‘La ponen en práctica’”.

En conclusión, el Pontífice recapituló su reflexión recordando que mucha gente seguía a Jesús, algunos por la novedad, otros porque tenían necesidad de oír una palabra de consuelo; pero, en realidad, no eran tantos los que después ponían efectivamente en práctica la palabra de Dios. Sin embargo, “el Señor hacía su obra porque es misericordioso y perdona a todos, llama a todos, espera a todos, porque es paciente”.

(Frases extractadas de http://www.vatican.va)

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