Con talento, la pequeña Luna superó rastros de la tragedia

Hundirse o flotar. Rocío Melgarejo optó por lo segundo para iniciar un largo proceso de recuperación de su pequeña Luna Melgarejo que a los 4 años, sufrió un 20% de quemaduras en el rostro y las manos en el incendio del supermercado Ycuá Bolaños. Ese domingo llegó al Instituto de Previsión Social (IPS) con un pronóstico reservado y con mínimas esperanzas de los médicos. A días de cumplirse 10 años de la tragedia, Luna disfruta de sus 14 abriles desplegando talento con sus manos y voz, a través de la pintura, ejecutando el chelo y cantando.

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Cómplices. Rocío y Luna salieron adelante juntas.

Sentadas una al lado de la otra intercambian miradas y sonrisas, Rocío afirma orgullosa que su hija es muy valiosa. “Gracias a Dios y la vida Luna creció lo más normal posible, nada de aichinjaranga (pobrecita) ni mucho menos victimizándola. Elegí salir a flote con ella y no decirle ‘mirá cómo te dejaron mi hija’ ni manipular la situación. Obviamente, hablamos de que lo que ocurrió es inexplicable en cuanto a su salvación porque ese día ella llegó con un pronóstico reservado a IPS y no me dieron nada de esperanza”, recuerda la madre.

Luna afirma que no le agrada que la miren con lástima ni que le tengan pena. “Me siento bien, no quiero que me vean como la pobrecita que sufrió tanto, porque no me siento de esa manera pero siempre la gente me mira con lástima, no me gusta pero qué le vamos a hacer”, afirma.

Cuenta que al dibujar sus preferidos son los rostros sobre todo el área de los ojos y las cejas, y en el canto se inclina por los tonos altos. Con el cello lleva dos años y al principio costó, pero indica que todo es cuestión de acostumbrar los dedos al movimiento para sostener las cuerdas y lograr los mejores sonidos.

Para sus 15 años, que los cumple el 16 de junio próximo no piensa en fiestas ni vestidos, su mirada apunta a viajar y conocer Francia. Dicho esto su madre aclara que por el momento bajó la pretensión en el mapa y pidió conocer las playas de Brasil.

Rocío destaca que hoy, Luna es su apoyo y gracias a ella el año pasado empezó a estudiar Sicología en la universidad y cuida de sus hermanos David de 11 y Maxi de 4 años. “Una nena que pasó de todo y que supuestamente iba a ser mi “problema” resultó ser mi apoyo y representa algo que ni imaginé en la vida. Dios siempre te da pruebas pero siempre después te da respiros y Luna es uno de ellos”, puntualizó.

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