Comunicación presidencial

Por Mario Ferreiro – ferreiro.mario@gmail.com

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Hace una semana hablamos en el programa La Bitácora, que se emite los martes a las 22.00 por la Red Guaraní, sobre el crucial tema de la comunicación presidencial. Para entender mejor ese fenómeno invitamos a cronistas actuales y colegas de larga experiencia en el oficio. La conclusión fue clara: el Gobierno necesita mejorar su relación con la gente a través de los medios, y eso se consigue con una política comunicacional que rompa el aislamiento del titular del Ejecutivo con respecto a la sociedad.

Es cierto que el jueves pasado el presidente Cartes retomó después de mucho tiempo la idea de salir a hablar sobre los hechos más importantes del momento en televisión nacional. La muerte violenta de tres trabajadores de una estancia en Tacuatí obligó al primer mandatario a enviar un mensaje y establecer un compromiso con la población en materia de inversión social y seguridad en una zona “abandonada por 60 años”, según sus propias palabras.

Algo es algo, pero no lo suficiente. Cartes necesita un vocero que maneje lo político y lo comunicacional. Una persona equilibrada que sepa responder las preguntas de los periodistas acreditados en palacio y que sirva de nexo inmediato entre las necesidades presidenciales de comunicar hechos y la naturaleza informativa de unos medios que deben ofrecerle al público receptor noticias confiables y precisas emanadas del máximo cargo de la República.

También hay que cumplir con lo prometido: la colega Emilce Aponte nos recordó que desde enero del año pasado se vienen prometiendo desde la presidencia conferencias de prensa periódicas que hasta hoy no se han concretado. Y finalmente habrá que corregir el absurdo de un aparato de seguridad que parece más preocupado en mantener a raya a los periodistas antes que cuidar la integridad del primer mandatario. Un comportamiento abusivo y prepotente que ya generó incidentes desagradables.

Todos sabemos que la convivencia prensa-gobierno nunca es cómoda. La naturaleza misma del periodismo obliga a la presión constante sobre el poder. Ese es un principio básico y universal en todo sistema democrático. Por eso, responder a esa realidad con el silencio, la indiferencia o el desprecio no constituye la solución más acertada.

La cosa es mucho más compleja, y exige todo el esfuerzo de un equipo de gobierno que si persiste en el aislamiento puede generar con esa conducta verdaderas tormentas en vasos de agua. Como aquellas que se desataron con frases poco afortunadas referidas al cerro León, al ex presidente Stroessner, o a un fallecido en un cierre de ruta. La gente quiere escuchar a su presidente, es un componente esencial de toda democracia, que por cierto, no es lo mismo que una empresa privada.

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