Agua bendita que aleja el mal

Parada inevitable de todo peregrino. En el Tupãsy Ykua, o Pozo de la Virgen, distante a unos 200 metros de la Basílica de Caacupé, niños, jóvenes y adultos se agolpan para refrescarse y liberarse de los males. Es lo que puede verse y lo que explican los devotos.

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Duradero. Los fieles llenan recipientes para todo el año.

Es así que muchos llenan sus termos y botellas plásticas con el agua del manantial que “ya está todo bendecido”, afirma Catalina Amarilla, de la ciudad de Limpio.

Algunos llevan dos a cuatro botellas repletas del líquido cristalino, pues lo usan no solo para tomar sino para curar dolores, principalmente a los más pequeños. También están los que lo utilizan para bendecir la casa. “De alguna manera acerca la gracia de Dios a los hogares, porque es agua bendita; una intercesión de la Virgen que nos ayuda a acercarnos un poco más a Jesús”, explica Rolando Delvalle, de Itapúa.

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