Un calvario ciudadano que se evitaría con mejor gestión

El tremendo caos que se produce cotidianamente en los desvíos por las obras de desagüe pluvial en el acceso Laguna Grande, en la zona del CIT, sumado a los de la construcción del megaviaducto de Madame Lynch y Aviadores del Chaco, podría haberse evitado con calles alternativas en buen estado, debidamente señalizadas y con agentes de tránsito guiando a los automovilistas. Las obras viales son necesarias, pero hace falta una mejor gestión de las autoridades para no someter a miles de ciudadanos a un innecesario calvario por los atascos que afectan negativamente al rendimiento laboral y productivo.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print

Las fotografías y las imágenes en video que se multiplicaron durante esta semana parecían extraídas de un filme apocalíptico de ciencia ficción: Largas colas de vehículos moviéndose apenas en medio de calles convertidas en grandes lagunas de agua negra, o automovilistas atascados en polvorientos y sinuosos caminos de tierra que remiten a aislados senderos rurales, cuando en realidad son los actuales puntos de entrada y salida de la capital, Asunción.

Las escenas corresponden a los desvíos ante las obras que se ejecutan en la zona del Club Internacional de Tenis (CIT), en las áreas fronterizas entre las ciudades de Asunción, Luque y Fernando de la Mora.

Los miles de automovilistas que transitan diariamente por este sector, que desde hace meses eran obligados a desviar por calles alternativas ante la construcción del llamado megaviaducto de las avenidas Aviadores del Chaco y Madame Lynch, en los últimos días se han encontrado con que debían desviar nuevamente de las calles de desvío, ante el inicio de las obras de desagüe pluvial que forman parte del acceso Laguna Grande.

Debido al cierre del cruce de las calles Sinforiano Buzó, Benigno Cáceres y Teniente Coronel Tito Bogado, los vehículos deben ingresar por la calle Santa Margarita de Jouville, que en estos días ha estado totalmente inundada por aguas negras, convertida en una gran laguna maloliente, o seguir por la calle Alejo Silva, que no tiene ningún tipo de pavimento, es un rústico camino de tierra que con las lluvias se vuelve un verdadero lodazal, más propio para los rallies de aventura extrema que para ruta de acceso a la capital.

A ello se suma la gran carencia de señales que indiquen por dónde seguir, como la ausencia de agentes de tránsito que puedan orientar el tráfico y ayudar a descomprimir los atascos.

Nadie discute la necesidad de encarar estas importantes obras viales, que de algún modo ayudarán a solucionar los muchos problemas del tráfico en el área metropolitana, pero mientras los trabajos duren se debería buscar la manera de no someter a miles de ciudadanos a un verdadero calvario, que los retrasa durante horas, incidiendo negativamente en el rendimiento laboral y productivo, además de afectar los nervios y la salud.

Una vez más, la caótica situación demuestra la pésima gestión de las autoridades involucradas, desde el Ministerio de Obras Públicas (MOPC) y la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap), además de los municipios de las tres ciudades afectadas. Haber previsto con suficiente antelación calles alternativas en buen estado, con buen pavimento, adecuada señalización y agentes guiando, hubiera facilitado mucho el desplazamiento. Una vez más se demuestra que, para muchos de estos dirigentes, la ciudadanía no es la prioridad.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección