ESTAMBUL - TURQUÍA
Las fuerzas turcas permanecerán en Siria por el tiempo que sea necesario para limpiar la frontera de militantes de Estado Islámico y de otros grupos, dijo ayer el primer ministro turco, Binali Yildirim, después de que un camión bomba de insurgentes kurdos dejó al menos 11 policías muertos.
El ataque suicida en un cuartel de la policía en la ciudad de Cizre, en el sudeste de Turquía, en una provincia fronteriza con Siria e Irak, tuvo lugar dos días después de que Ankara lanzó su mayor incursión militar en Siria, en una operación para sacar a Estado Islámico del área fronteriza e impedir que milicias kurdas capturen terreno.
Ayer en Ginebra, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, intentaron concluir un acuerdo para combatir a militantes islamistas en Siria. En teoría, un acuerdo de ese tipo podría allanar el camino para una transición política para poner fin al conflicto de 5 años. Turquía, un miembro de la OTAN y parte de la coalición liderada por EEUU contra Estado Islámico, sufrió una serie de mortales ataques bomba este año que atribuyó a islamistas radicales. Pero también teme que milicias kurdas en Siria capturen un pedazo de territorio de la frontera y envalentonen a insurgentes kurdos en su propio suelo.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, dijo que el ataque bomba en Sirnak aumenta la determinación de Turquía en su combate a grupos terroristas a nivel local y en el exterior. Yildirim afirmó que no hay dudas sobre la responsabilidad del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que libró una insurgencia de tres décadas por la autonomía kurda. “Desde el principio estuvimos defendiendo la integridad territorial turca. También estamos defendiendo la integridad territorial de Siria. El objetivo de estas organizaciones terroristas es formar un estado en estos países. Nunca tendrán éxito”, declaró Yildirim.