Tormenta destruyó invernaderos

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Los cultivos de tomate y locote quedaron expuestos al sol y la lluvia tras la última tormenta que destruyó más de 1.000 invernaderos en Caaguazú.

El representante de la Asociación de Productores Frutihortícolas de San Ramón, Gregorio Ocampos, comentó que en muchos casos los agricultores tenían invernaderos rústicos y aun así representa un gasto de G. 4.500.000, mientras que las estructuras modernas pueden alcanzar como mínimo G. 15 millones.

Ocampos estima que más de 1.000 invernaderos de San Ramón, Yhú, 3 de Febrero y Coronel Oviedo se vieron afectados por las ráfagas de viento que destrozaron las carpas. Los agricultores están intentando repararlas, pero en algunos casos es imposible.

Muchos empezarán a usar solo malla de media sombra, que si bien protege del sol, no es suficiente en casos de lluvias, en tanto que los que tengan mayor posibilidad económica comprarán carpas nuevas, aunque el dirigente cree que será pocos los que puedan hacer esta inversión.

Esta situación hace que las hortalizas estén más expuestas al clima y corran riesgo de perder calidad y consecuentemente su precio.

Actualmente los tomateros están recibiendo entre G. 5.000 y G. 6.000 por kilo, una cotización histórica promovida por la prohibición de importaciones de productos extranjeros en temporada de cosecha.

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