La gerente de Inbío, Estela Ojeda, señaló que la genética paraguaya está logrando un mayor posicionamiento por la sanidad y rusticidad de los materiales, que son muy valorados por los productores bolivianos.
En cuanto a la multiplicación de semillas, se observaron poco más de 500 hectáreas declaradas en el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal, aunque la cifra podría llegar a 900 hectáreas.
De acuerdo con la evaluación de los técnicos, Sojapar R75 tiene mejor comportamiento en suelos pesados y húmedos, mientras que Sojapar R24 se adapta más a los suelos livianos y Sojapar R19 puede destacarse en las tierras que tengan un poco de arcilla.
También se está trabajando con dos líneas promisorias en Bolivia, apuntando a una menor exigencia al fotoperiodo.