Setiembre, Mes de la Juventud

Dos reflexiones sobre setiembre. Primera, el mes entero es de la juventud. Segunda, siempre hay jóvenes, pero no siempre tenemos juventud.

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Comenzó setiembre con las protestas de los secundarios exigiendo un mayor presupuesto en educación. Los universitarios están en huelga exigiendo que se apruebe y se cumpla el Estatuto Universitario en la UNA.

Eso significa que el 21 de setiembre, Día de la Juventud, será una fiesta con hondas raíces de lucha antes y después de él. Es el mes entero.

Una lucha por lo mismo de lo que hablábamos ayer en el diseño de la Costanera Norte y en la construcción de una subestática en un barrio de Luque: la juventud ya ha abierto los ojos y exige que se le consulte, que se cumplan los acuerdos, que se reconozca su protagonismo de soberano.

La juventud ya está harta de ser olvidada por los que dicen ser sus representantes.

Lo segundo es que no significa lo mismo ser joven que tener juventud.

El ser joven lo dan los años. Y se esfuma cuando estos son muchos. Ahora parece que el serlo se retrasa en el tiempo. La adolescencia dicen que ya se acerca a los 20. Antes terminaba en los 15.

Pero ser joven añade a los años algo muy importante: la juventud. Y juventud es autonomía.

El niño y el adolescente necesitan el acompañamiento, que con los años va disminuyendo, de personas mayores.

Uno es joven en la medida que tiene juventud, que ya es autónomo, y que esta necesidad de acompañamiento es sustituida por la responsabilidad de tomar decisiones con independencia. Por supuesto, esto de la juventud no proviene de una decisión voluntarista, sino que es el resultado de un proceso, cuya velocidad depende de cada sujeto.

En este sentido, el tener juventud supera a los años, pero es cuando se es joven cuando la juventud se forja y afianza.

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