La violencia vuelve a las favelas de Río de Janeiro

Los incesantes tiroteos, las muertes, enfrentamientos y los ataques incendiarios a autobuses en favelas de Río de Janeiro pusieron en jaque la política de “pacificación” de las barriadas que el Gobierno de ese estado brasileño puso en marcha en 2008 y que hoy quiere revisar.

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Tiroteo. Fuerzas especiales inspeccionan los disparos recibidos por un transporte blindado.

Las estadísticas de violencia de los últimos meses volvieron a los niveles anteriores a los de la entrada en vigor de la política que la Gobernación de Río de Janeiro diseñó hace una década, a fin de “pacificar” las favelas que eran controladas por narcotraficantes antes de los Juegos Olímpicos que la ciudad organizó en agosto.

“Lo que está ocurriendo ahora es simplemente la cara más visible de un proceso en curso desde 2013, cuando comenzó el deterioro progresivo de la seguridad en Río. La situación comenzó a agravarse hace un buen tiempo”, explicó a Efe el sociólogo Ignacio Cano, coordinador del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

La mayor crisis en seguridad en diez años en la ciudad más emblemática de Brasil quedó en evidencia esta semana, cuando una banda de narcotraficantes invadió una favela controlada por rivales y convirtió a Río en una ciudad literalmente en llamas.

En la madrugada del martes, tras recibir órdenes de un jefe de la mafia conocida como Comando Vermelho desde una prisión de alta seguridad, unos 130 pistoleros invadieron la favela Cidade Alta, en donde el tráfico de drogas es controlado por una banda rival.

Para dificultar la reacción de la Policía y facilitar la fuga, el Comando Vermelho también ordenó el incendio de vehículos en la Avenida Brasil, una de las principales vías de la ciudad, lo que fue rápidamente obedecido por decenas de habitantes de favelas vecinas, que saquearon e incendiaron nueve autobuses y dos camiones. La invasión terminó con tres muertos, 45 pistoleros detenidos y 32 fusiles de guerra decomisados, un arsenal inédito.

Un día después, cinco personas murieron en un enfrentamiento en el Complexo do Alemão, un conjunto de favelas que se convirtieron en símbolos de la política de pacificación porque fueron recuperadas por las autoridades tras haber estado controladas por criminales por décadas.

El Complexo do Alemão, con 40.000 habitantes, era el principal fortín del Comando Vermelho

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