La apasionada Angélica

Por Gustavo A. Olmedo B. – golmedo@uhora.com.py

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print

El dramaturgo y poeta alemán, Bertolt Brecht, habla de “hombres imprescindibles”, refiriéndose a aquellas personas que luchan por ideales humanitarios y de bien común, no solo por un día o un año, sino “por toda la vida”. Y está claro que la historia del mundo va dando saltos de calidad, gracias al trabajo y entrega de esta gente, mucha de ella, incluso anónima.

Y Rita Antoinette Rizo, conocida internacionalmente como Madre Angélica, fallecida el domingo último, formó parte de estas personas especiales, que sacrificaron su existencia buscando promover un ideal de amor, solidaridad y paz en un mundo cada vez más deshumanizado y violento.

En el garaje de un monasterio en Alabama (EEUU), donde residía como religiosa, y ya con 58 años de edad, inició la Eternal World Television Network (ETWN), actualmente la mayor empresa de televisión católica. A través de su programación y campañas comunicacionales, la Madre Angélica rescató a mucha gente hundida en la depresión, la soledad o el vacío existencial, según revelan los miles de testimonios publicados en estos días en las redes sociales y medios de los Estados Unidos, tras su deceso, a los 92 años y después de 15 años de lucha contra las secuelas de un derrame cerebral.

“Aquellos que dicen la verdad te aman. Los que te dicen lo que quieres oír se aman a sí mismos”, “El amor no es un sentimiento; es una decisión”, “Incluso el diablo cree que Dios existe”, “Creer tiene que cambiar la forma en que vivimos”, “La santidad es una hermosa lucha”, son algunas de las frases de esta mujer, que, cuando daba consejos, decía la verdad nacida de su experiencia y sin vueltas, pero siempre con un toque de humor y bella sonrisa; estaba siempre alegre, era como su sello personal.

Rescataba experiencias de gente anónima y sencilla, impulsoras de proyectos y programas en defensa de la vida, de apoyo a los enfermos, etc.

La vida de esta mujer, que ingresó en secreto al monasterio, debido a la oposición de su familia y que fabricaba anzuelos de pesca para recaudar fondos para su obra, debería ser una provocación para nuestro tiempo; no solo para cristianos o creyentes.

En este tiempo, urge valorar y reconocer el trabajo y sacrificio de seres humanos a favor de otros. Seguro, esta religiosa habrá tenido sus errores y equivocaciones, pero nada de ello tendría que evitar mirar objetivamente su empeño y tarea de bien.

En la actualidad, cuando los medios de comunicación están abarrotados de productos que promocionan una cultura contra la dignidad humana y el consumismo, vale destacar una figura como la Angélica; una mujer apasionada por difundir ideales de esperanza, y mostrar –según escribió a su madre– el rostro de Aquel que la amó primero, y le mostró un camino de misericordia disponible para todo ser humano.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección