Familia convierte su hogar en templo de la Virgen de Fátima

Apenas se ingresa a la casa de los Ríos Furlotti, en Ñemby, una imponente imagen de la Virgen de Fátima recibe al visitante desde el centro de lo que sería un altar junto a fotos de los integrantes de esa familia y la de monseñor João Clá Días, fundador de Los Heraldos del Evangelio o Caballeros de la Virgen.

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Herencia. Carolina heredó, dice, la devoción por la Virgen de su padre, oriundo de Argentina.

En el ambiente contiguo, dividido por un muro de ladrillo visto, hay otro sagrario junto a una larga mesa con 12 sillas que evocan a los discípulos de Jesús. Ahí se destaca otro cuadro de Fátima (traído de Polonia). En otro sector de la casa, existe otro altar dedicado a Jesús Misericordioso; mientras que el Oratorio de Busto del Inmaculado Corazón de María –bendecido por Juan Pablo II– posa en el living del hogar a la espera el rezo del santo rosario, allí o en casa de algún vecino.

“Dentro de poco, en vez de casa, vamos a tener un templo”, dice Carolina Furlotti lo que le dijera casi con sorna su marido, Ignacio Ríos. Ambos se ordenaron como terciarios de Los Heraldos, una categoría que les compromete a llevar el mensaje de Fátima y los preceptos del sagrado evangelio.

Hace doce años consagraron sus vidas a la Virgen y con ellos dos de sus cuatro hijas.

Patricia, la mayor, y su entonces novio se ordenaron como terciarios también y los dos fueron los primeros en unirse en matrimonio bajo el ritual de esa congregación en Paraguay.

Pero fue Giovanna quien llegó más lejos. Instauró la Orden Segunda de Los Heraldos en el país, al ser la primera novicia paraguaya en consagrarse a esa misión. Hace diez años –cuando tenía 20 años– “dejó todo” para entregarse a la vida de misionera. Desde ese tiempo vive afuera: cinco años en Brasil –cuna de Los Heraldos– y actualmente en Medellín, Colombia. “Hace dos años hizo los votos perpetuos a la Virgen”, cuenta Carolina sin ocultar nostalgia, aunque con mezcla de orgullo y alegría por esa bendición.

Anuncia que en agosto próximo, como parte de los 100 años de las primeras apariciones de Fátima, las 37 capillas de Ñemby se consagrarán al Inmaculado Corazón de María. Mientras, como apostolado a la Virgen seguirá –dice– con el rezo del rosario llevando el Oratorio del Busto que recorre los hogares del barrio San Miguel.

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