Borda advierte elevado costo social por falta de políticas para el campo

El ex ministro Dionisio Borda, en un artículo para la revista del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), cuestiona que la matriz productiva dominante en el país no posee capacidad para generar fuentes de trabajo y tiende a expulsar masivamente la mano de obra en el campo.

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Dionisio Borda, ex ministro.

“La debilidad de las políticas públicas hace que sea poco viable la coexistencia de la agricultura familiar campesina con las empresas agrícolas. Esa falencia se manifiesta también en la falta de respuestas efectivas para encarar la desocupación y subocupación en los centros urbanos y para mejorar las condiciones de vida en los barrios marginales”, resalta.

Borda considera que el crecimiento del sector agrícola empresarial que se inició en el año 2004 no se ha traducido en una significativa contribución tributaria ni en una demanda importante de mano de obra rural.

“El saldo de la expansión ha sido la expulsión campesina. La fuerza del mercado y de las nuevas tecnologías debilitó la economía de los pequeños agricultores, empujándolos a abandonar el campo”, resalta.

alternativas. Los resultados hubieran sido diferentes, añade Borda, si se hubiese fortalecido la productividad de los rubros de renta y de consumo con nuevas especies y variedades de la agricultura familiar campesina.

Indica que si se hubieran introducido nuevas tecnologías de producción, canales de comercialización y acceso a créditos blandos; y, si se hubiera encarado con responsabilidad la solución de la tenencia y acceso a la tierra.

El ex ministro considera que la migración rural-urbana constituye un gran desafío para el Estado y la sociedad, dadas las escasas oportunidades ocupacionales que estas familias desplazadas tienen.

“Una válvula de escape que alivia la presión en el mercado laboral es la emigración, pero cuyos costos sociales son demasiado altos para ser compensados por las remesas, que frecuentemente son afectadas por los ciclos económicos de los países de destino. La otra es poblar los barrios marginales urbanos. Este excedente laboral con escasa calificación y bajo nivel educativo constituye una verdadera bomba de tiempo en las principales ciudades”, advierte.

Algunos de sus pobladores viven de los desechos de la ciudad y acceden a trabajos precarios como “limpiavidrios”, “cuidacoches”, vendedores ambulantes, juegos callejeros y la mendicidad, lamenta el analista.

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