Balotaje

Benjamín Fernández Bogado — www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com

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Sin ser establecido como modelo de elección aún, lo que tendremos el 22 de abril es de hecho lo mismo que acontecería si solo dos candidatos después de una primera vuelta quedaran para ser escogidos presidente.

Será una segunda vuelta de final impredecible. Si el Partido Colorado suma todos los votos de los movimientos internos, no le alcanzarían para ganar en el hipotético caso de que la oposición llegara a sumar todos los sufragios que no son colorados. Este es un electorado emocional y, por lo tanto, imprevisible, por su notable cantidad de votantes jóvenes que decidirán los comicios de abril.

Si participan y votan, las chances de continuidad del Partido Colorado se pondrán en entredicho siempre, y cuando la oposición logre encontrar la sintonía con el electorado descontento, en ese caso podría ganar con una cómoda mayoría de 300.000 votos. Claro, para eso Alegre deberá demostrar que es capaz de unir su partido detrás suyo primero, donde la oposición cerril de Llano puede jugarle en contra.

Si a eso sumamos las abiertas contradicciones de comportamiento en la crisis de la reelección de sus socios ocasionales, veremos que en realidad las partes quieren seguir vigentes, pero fragmentadas y no detrás del candidato a presidente, sino peleando solo por curules en el Congreso.

Esta segunda vuelta “fáctica” debería ser en hipótesis previa el peor escenario colorado y el mejor de la oposición, si no fuera porque estamos en Paraguay, donde las teorías tienden a desdecirse en la práctica. Puede ocurrir que el voto disciplinado del Partido Colorado se sostenga en la tradición y una vez más ratifique su mayoría.

Es probable también que la impopularidad de Cartes termine lastrando la candidatura de Abdo —quizás eso ya haya sido comprobado y apartaron circunstancialmente al actual presidente de la campaña colorada— o algún escándalo hacia el final de la campaña galvanice todos los votos indecisos hacia la oposición.

Es abiertamente un juego de estrategias donde ganará el que cometa menos errores y sea capaz de sostener lo que tiene, pero buscando ganarse electores fuera del cómodo espacio propio.

La única manera de motivar a los indecisos será sobre el rechazo a alguien o a una actitud. González Daher es un problema serio, pero también lo son Cartes y Nicanor, cuyas candidaturas en entredicho judicial, incluso si lograran ser aprobadas finalmente por la Corte, servirán de argumento para motorizar el voto de los indecisos en contra de la actitud de manipulación constitucional y deterioro de las instituciones como el TSJE y la misma Corte.

Esta “segunda vuelta” servirá también para ver si las matemáticas explican racionalmente las cosas en el país o solo sirven de mero entretenimiento. No hay terceros candidatos financiados por colorados, no hay Lino Oviedo, ni Fadul ni Caballero Vargas en juego.

La cosa es hoy entre dos y se sabrá el 22 de abril si en realidad con el balotaje siempre perderían los colorados y ganarían los opositores. Es un caso para estudiar y comprobar antiguas teorías repetidas.

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