“Este señor (por Camacho) llegó con su vehículo Hyundai blanco, con chapa BYF 654, frente a la casa de mi tío, donde varios vecinos estábamos compartiendo una noche agradable, cuando le pidió a una chica que se subiera a su vehículo, pero esta se negó varias veces, produciendo la ira del hombre, que se fue hasta su casa y trajo su arma y empezó a disparar contra todos”, dijo Óscar Amarilla, un testigo del hecho. Otra vecina indicó que Camacho fue a buscar a una joven, quien no quiso subirse al vehículo, ya que el hombre estaba muy borracho.
INDIGNACIÓN. Los afectados por el incidente –que por suerte no terminó en una desgracia mayor– se sienten indignados por las declaraciones de la fiscala Gladys González, quien –para ellos– ya anuncia que todo quedaría en el oparei, ya que resaltó que Camacho cuenta con autorización de portar y tener armas. Amarilla mencionó que el hombre se pone loco cuando está borracho y la noche antes ya fue a armar problemas en una bodega cercana.
Juan Carlos Valenzuela, dueño de la casa donde estaba la mujer a quien quiso llevar Camacho, manifestó que por temor y por su familia no va a involucrarse en una querella contra el hombre, ya que lo considera muy peligroso.
La abuela de Valenzuela mencionó que esa noche escuchó varios disparos que le causaron temor, por lo que debió ser atendida por su hija. La única persona que denunció el hecho fue Diego Medina, quien recibió un tiro en la pierna, por lo que esta semana no le permitirá trabajar en la gomería, donde se gana la vida.
A más de la residencia de Valenzuela, Camacho fue bajando con su rodado hasta ingresar a su casa, no sin antes disparar a otra vivienda y al portón de una fábrica de postes de cemento, donde quedaron vestigios de los tiros.
Según los vecinos, cada media hora la policía llega hasta la casa de Camacho, presuntamente para hacer guardia por cualquier amedrentamiento.