Arturo Rubin
CÓRDOBA, ARGENTINA.
Para hacer historia uno tiene que ser osado, rebelde, inteligente y a eso se le debe agregar el sacrificio.
Francisco Arce sorprendió con la configuración y el esquema que plantó en el Mario Alberto Kempes. Puso un 4-1-4-1 con jugadores jóvenes, muy técnicos y veloces; del resto se encargaron los futbolistas para lograr la primera victoria albirroja ante Argentina, en territorio argentino.
La buena presión obligó a Argentina a dividir, a saltear líneas, a sacar largo. Mascherano y Banega no pudieron predominar en la mediacancha, porque estuvieron incómodos, ante la presión.
No fue una presión agresiva, fue zonal y bien ejecutada.
PLAN PERFECTO. La idea era clara. Controlar los embates locales y tratar de salir en velocidad. El plan resultó perfecto, donde Derlis González concluyó un contragolpe iniciado por Ángel Romero, para marcar la diferencia.
Sufrió Paraguay defensivamente, más por errores propios que por virtudes de los locales. En algunos casos, en vez de sacar largo, algunos quisieron salir con pelota dominada y complicaron.
sufrido. El arranque del complemento fue muy sufrido y emotivo. En el primer minuto, Da Silva en una jugada desgraciada cometió una mano penal. Esa jugada sirvió para ratificar que Villar sigue muy vigente. El golero le desvió el remate a Agüero y en la siguiente acción ofensiva, volvió a ganarle un mano a mano al 10 argentino. Luego, Arce corrigió los problemas que tenía por el lado donde defendió Moreira y prácticamente la Selección ya no sufrió.
Repasando los empates logrados antes por la Albirroja, uno llega a la conclusión de que en este partido se tocó la pelota como nunca ante un seleccionado argentino. Se apostó por jugadores con buen pie y no pudo ser de otra manera.