Urge tomar más en serio la capacitación de la policía

El patético desempeño de efectivos de la Policía Nacional durante el megaasalto a la firma Prosegur, en Ciudad del Este, sumado a otros cuestionados procedimientos durante la crisis política en torno al proyecto de enmienda constitucional han vuelto a poner en el tapete la precaria preparación de nuestra principal fuerza de seguridad. No se ha avanzado en lograr modernizar a la arcaica policía represiva heredada de la época de la dictadura. El Gobierno y los demás poderes del Estado deben acordar un plan de emergencia que apunte a depurar, capacitar y especializar a la policía paraguaya para estar a la altura de los grandes desafíos en materia de seguridad ciudadana.

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La pésima actuación de la Policía Nacional en el caso del megaasalto a la empresa Prosegur, ocurrido en la madrugada del lunes 24 de abril, por su total inoperancia y su incapacidad de reacción, fue objeto de burlas durante muchos días en las redes sociales de internet, pero en realidad es una situación que debe despertar preocupación. En un momento de evidente aumento de la criminalidad y la inseguridad, el Paraguay no puede darse el lujo de seguir contando con una policía tan precariamente equipada y capacitada.

El desempeño de nuestra principal fuerza de seguridad ya había encendido varias luces de alarma, a raíz de lo ocurrido en la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril, en el escenario de las protestas ciudadanas tras el atropello al Senado por parte de los 25 senadores cartistas, luguistas y llanistas, cuando se desató una grave represión contra los manifestantes, pero no se pudo proteger el edificio del Congreso Nacional para evitar que sea quemado, y sin embargo se produjo un atropello totalmente ilegal y criminal a la sede del Partido Liberal Radical Auténtico, asesinando a sangre fría a un joven dirigente político opositor.

A 28 años de la caída de la dictadura, resulta preocupante no poder contar con una policía capacitada con los modernos sistemas de la ciencia criminalística, respetuosa de la ley y de los derechos humanos, debidamente equipada con los elementos disuasivos y las armas reglamentarias para enfrentar a las bandas del crimen organizado, capaz de prevenir los delitos con inteligencia, que interactúe con la ciudadanía y cuente con su gran confianza, que encarne el universal lema policial de “servir y proteger”.

Lo que hemos vivido en estas últimas semanas ha sido todo lo contrario: una policía que actúa bajo las órdenes de los más oscuros sectores retardatarios por motivos políticos, que ataca a espaldas de la ley y dispara a matar contra sus propios compatriotas indefensos, y que es totalmente rebasada por los verdaderos criminales, como en el caso de Ciudad del Este, en que se ha debido depender de la policía brasileña para poder mostrar algunos resultados en la captura a los asaltantes de Prosegur.

Ante esta grave situación, el Gobierno y los demás poderes del Estado deben acordar un plan de emergencia, que apunte a depurar, capacitar y especializar a la policía de Paraguay, empezando por sus altos mandos y por todo su esquema dirigencial, para estar a la altura de los grandes desafíos. No podemos seguir perdiendo esta guerra en materia de seguridad ciudadana.

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