Turba que atacó el Capitolio quería asesinar a legisladores

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Acusado. Los fiscales apuntan contra Jacob Chansley.

Los fiscales estadounidenses creen que los seguidores del presidente Donald Trump planeaban “capturar y asesinar a funcionarios electos” durante su ataque al Capitolio la semana pasada, según un nuevo documento judicial.

Con esta acusación, presentada por los abogados del Departamento de Justicia, el departamento busca la detención de Jacob Chansley, de Arizona, el chamán de las teorías conspirativas de QAnon que entró en el Capitolio con el torso desnudo y con unos cuernos en la cabeza.

“Pruebas sólidas, incluidas las propias palabras y acciones de Chansley en el Capitolio, respaldan que la intención de los alborotadores era capturar y asesinar a funcionarios electos del Gobierno de Estados Unidos”, dijeron los fiscales sobre el asedio del 6 de enero.

Los fiscales afirmaron que Chansley, de 33 años, dejó una nota para Pence en el estrado del Senado, donde el vicepresidente había estado minutos antes, en la que decía: “Es solo cuestión de tiempo, la justicia está llegando”.

Este nuevo documento ofrece más información sobre la investigación que el FBI lleva a cabo sobre el ataque al Congreso, episodio en el que murieron cinco personas, incluido un oficial de policía.

Las autoridades ya han presentado cargos contra algunas de las personas involucradas en el asalto.

Los fiscales dijeron que consume drogas habitualmente y que probablemente tiene problemas de salud mental. Solicitaron su detención ya que existe “riesgo de fuga y peligro para la comunidad”.

QANON. Chansley está vinculado a QAnon, un grupo de extrema derecha defensor de teorías de la conspiración.

Las redes sociales han comenzado a tomar medidas contra sus seguidores, que creen que Trump está librando una guerra secreta contra un culto liberal de pedófilos adoradores de Satanás.

Trump fue acusado el miércoles por la Cámara de Representantes de “incitación a la insurgencia” por alentar a sus seguidores a marchar hacia el Congreso.

Más de 20.000 efectivos de la Guardia Nacional están desplegados en Washington, cuyo centro fue cerrado el viernes por temor a nuevos episodios de violencia durante la toma de posesión de Joe Biden el 20 de enero.

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