Se valora plan de viviendas, pero se critica el proselitismo

La habilitación del barrio modelo San Francisco, que permite brindarles vivienda digna a unas mil familias de escasos recursos, es una obra del actual Gobierno que debe ser debidamente valorada y aplaudida, y que debe hallar continuidad por parte de las próximas autoridades del Poder Ejecutivo. Sin embargo, la buena obra se desluce cuando es alevosamente utilizada con fines proselitistas, a pocos días de las elecciones internas, buscando atraer votos para el precandidato oficialista con la abierta y parcialista utilización de recursos del Estado. La postura de la ministra de la Senavitat, que mostró su incomodidad y evitó saludar al presidenciable Santi Peña, no resulta suficiente para salvar el hecho. La ciudadanía debería repudiar estas prácticas que eran propias de la dictadura.

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Las buenas obras de gobierno deben ser debidamente valoradas y aplaudidas cuando contribuyen a brindar mejor calidad de vida a la población, especialmente a familias de escasos recursos que han sido históricamente marginadas y olvidadas.
En ese sentido, la culminación de las obras del barrio modelo San Francisco –construido en la zona del Jardín Botánico de Asunción y llevado adelante por la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat) con recursos proveídos por la Itaipú Binacional– constituye la concreción del sueño de la casa propia en condiciones dignas para unas mil familias pobres, que hasta entonces habitaban precarios espacios marginales en áreas públicas o villas de emergencia.
El proyecto constituye un modelo de gestión en la construcción de viviendas desde el Estado, con todos los servicios públicos básicos, acceso a centros de enseñanza y vida comunitaria, oportunidades laborales, transporte y asistencia social. Es de esperar que tenga continuidad por parte de las próximas autoridades del Poder Ejecutivo, a modo de ampliar las respuestas al grave déficit de tierra, vivienda y servicios públicos que afecta a gran parte de la población desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, la buena obra gubernamental pierde su brillo cuando es utilizada alevosamente con fines proselitistas para el sector político oficialista, reflotando lamentables prácticas que eran utilizadas por el Partido Colorado en épocas de la dictadura stronista.
A pesar de que la ministra de la Senavitat, Soledad Núñez, negó en una entrevista periodística que las entregas de viviendas por parte de la institución se hayan politizado a favor del precandidato del movimiento oficialista Honor Colorado, el ex ministro de Hacienda Santiago Peña, son varios los ejemplos reflejados por la cobertura de los medios de comunicación en donde el actual presidente Horacio Cartes aparecía en las inauguraciones de las nuevas casas en compañía de los candidatos de su sector en campaña electoral.
El ejemplo más grave fue precisamente el acto de traslado de las primeras seis familias al nuevo barrio San Francisco, que se realizó este lunes, coincidentemente a pocos días de las elecciones internas.
A pesar de no tener ningún cargo en el Gobierno, el presidenciable Santiago Peña fue la figura estelar del acto, buscando cosechar los méritos del Gobierno a su favor. La postura de la ministra de la Senavitat, que mostró públicamente su incomodidad y evitó saludar a Peña, no resulta suficiente para salvar el hecho de que la habilitación de la obra ha sido utilizada para el proselitismo del oficialismo colorado. Una práctica habitual en la época de la dictadura que el pueblo debería repudiar.

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