Rubio Ñu fue más

Rubio Ñu dio cátedra de cómo se debe jugar el fútbol colectivamente, de cómo deben ser solidarios los protagonistas de un equipo.

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A celebrar. Fabio Escobar abre los brazos y va al encuentro de sus compañeros. Se resignan Jorge Rojas (i) y Víctor Mareco.

Muchos futbolistas de Cerro Porteño deben entender que caminando ni con nombres y apellidos hoy día ya no se gana en el fútbol. Es cierto, el Ciclón tuvo unos 15’ de buenas acciones y donde Marcelo Estigarribia se constituyó en el receptor de todos los balones.

Sin embargo, el Ciclón carece de un futbolista que pueda generar las jugadas de medio para adelante. El orden que tuvo Rubio Ñu fue envidiable, en ningún momento del partido lo perdió. El golazo de Luis Leal de tiro libre generó expectativa en el público que con ese calor estaba sediento y con ansías de gritar los tantos.

Pese a estar en desventaja, Rubio Ñu no perdió su forma de jugar, de tratar bien el esférico. Los de Trinidad produjeron un par de situaciones por el sector derecho, donde Nelson Romero e Iván Ramírez crearon muchos problemas a la defensa del Ciclón. Y fue Ramírez, quien encontró un balón a la entrada del área y esta vez se decidió pegarlo y lo envió a un costado de Antony Silva, portero de Cerro.

ENTRÓ Y LIQUIDÓ. Fabio Escobar en los pocos minutos que estuvo en el campo mostró toda su picardía y su particular formar de encarar las jugadas. Juan Núñez, de muy buena labor, envió un centro preciso y allí Escobar, con un potente golpe de cabeza, marcó el desnivel y todos salieron a festejar. Rubio Ñu tiene un fútbol sólido y está claro que Cerro precisa de un baño de humildad.

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