Restauradores: El arte de recuperar la belleza opacada por el tiempo

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Foto: UH Edicion Impresa

María Rosa Rolón

El Taller de Restauración de obras de arte del Instituto Superior de Bellas Artes (ISBA), de Asunción, cumple en el 2018 50 años formando profesionales en el área.

La cátedra es la única en el país y tiene como pionera a la maestra restauradora Estela Rodríguez Cubero, quien estuvo becada en el Brasil, en la década de los 60, para su especialización.

El taller estuvo como materia dentro de la malla curricular del profesorado de Artes Plásticas, luego como una especialización optativa de la carrera, más tarde como taller específico, y hace unos años, por su importancia volvió a incorporarse a la malla curricular de la carrera de Artes Plásticas. Paralelamente funciona el Taller libre para personas afines a la restauración que quieran aprender sobre esta área.

“En el taller se trabaja por semestre (el primero, es madera y el segundo, lienzo). En un año se pueden realizar restauraciones de piezas museísticas o piezas particulares. Pero en una restauración, la intervención puede variar según la complejidad de la obra, pudiendo el estudiante acabar el trabajo en un semestre o en un año”, refiere Petrona Villagra, encargada del taller.

La duración de la capacitación es de un año promedio, considerando que la experiencia y el conocimiento en el trabajo práctico-teórico le otorgan al estudiante restaurador la herramienta suficiente para conocer más sobre esta ciencia.

“El Taller de Restauración es un espacio donde se aprende a conservar y restaurar obras en madera y lienzo. Es una oportunidad única que permite a los alumnos estar en contacto con una pieza que conlleva una historia, una necesidad, un propietario, una técnica, un contenido o expresión artística en un contexto o época. Es básicamente un laboratorio de investigación que implica un conocimiento holístico y multidisciplinario”, señala la ayudante de cátedra, María Cristina Cardozo Ruiz.

Las obras son restauradas individualmente, pero existen piezas que requieren de varias personas para restaurar por el tamaño o por otros factores. Hoy se siguen restaurando piezas del Museo de Arte Sacro Juan Sinforiano Bogarín y de dueños particulares.

En ISBA. La carrera se enseña únicamente de manera formal en el ISBA. “La cantidad de alumnos varía por año en el Taller Libre, pero se registran aproximadamente en un promedio de doce a veinte estudiantes anualmente, teniendo en cuenta que es un laboratorio con espacio reducido y el exceso de alumnos sería un factor adverso”, sostiene Villagra, añadiendo que el público interesado es muy variado.

Para trabajar existe mucho campo de intervención, no obstante, invertir en la restauración requiere de muchas variables, en el amplio sentido, de conocer, valorar, rescatar, mucho de historia y patrimonio. “No suelen ser ejes de inversión (las restauraciones), no solo en Paraguay, sino en otras partes del mundo también”, acota Cardozo Ruiz.

Prevención. Antes de llegar a la restauración existe la conservación preventiva. “De hecho la conservación es el primer paso frente a un bien patrimonial antes de llegar a una restauración, pero en la mayoría de los casos no se da. Justamente la conservación debería ser constante y permanente, para evitar deterioros que luego requieran de una intervención más profunda en la obra o en un patrimonio”, manifiesta.

Lo pendiente desde la cátedra, según la docente, es contar con un taller de restauración en papel, además de poseer una acreditación para que esta labor sea reconocida y valorada. “Un anhelo de muchos es contar con una tecnicatura y maestría en restauración”, concreta la especialista.

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