Pureza de corazón

Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 5, 27-32.

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Para la guarda del corazón es preciso primero cuidar el amor, pues una persona desamorada en lo humano, tibia en el trato con Dios, difícilmente podrá impedir que penetren en su alma deseos y afán de compensaciones, pues el corazón fue hecho para amar y no se resigna a la sequedad y al hastío.

Examinemos en nuestra oración cómo cuidamos esos momentos de nuestro plan de vida más particularmente dedicados al Señor: la Comunión, la visita al Santísimo, el rato de oración, el recogimiento en las horas de la noche... Miremos hoy si nuestro trato con Jesús es un trato personal, como el de un amigo, si huimos de la rutina y de la mediocridad. Veamos si los afectos de nuestro corazón están ordenados según el querer de Dios, si rechazamos con prontitud cualquier pensamiento que los enturbien o distorsionen.

El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “[...] El adulterio era considerado una violación al derecho de propiedad del hombre sobre la mujer”.

“En cambio Jesús va a la raíz del mal. Así como se llega al homicidio a través de las injurias, las ofensas y los insultos, del mismo modo se llega al adulterio a través de las intenciones de posesión con respecto a una mujer diversa de la propia esposa”.

“El adulterio, como el robo, la corrupción y todos los demás pecados, son concebidos primero en nuestro ámbito íntimo y, una vez realizada en el corazón la elección equivocada, se ponen en práctica en el comportamiento concreto.

Y Jesús dice: ‘El que mira a una mujer que no es la propia con ánimo de posesión, es un adúltero en su corazón. Ha comenzado el camino del adulterio’.

Pensemos un poco sobre esto: los pensamientos malos que vienen en esta línea”.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-del-dia-adulterio-del-corazon-mirar-con-deseo-divorcio-de-su-mujer).

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