Para Francisco, aún sobre bienes privados pesa una hipoteca social

El Sumo Pontífice hizo ayer el más político de sus discursos en la reunión con la sociedad civil del Ecuador. Afirmó que los bienes de una sociedad están destinados a todos, aunque algunos ostenten su propiedad.

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Político. El Papa en su homilía de ayer condenó la confrontación y restricción de libertades.

El principal líder de la Iglesia Católica dijo que hay que superar el concepto económico de justicia, basado en el principio de compraventa, sustituyéndolo por el concepto de justicia social, que defiende el derecho fundamental de la persona a una vida digna.

Hizo esta aseveración, entre otros, ante representantes del sector empresarial y luego de afirmar que los bienes de una sociedad están destinados a todos, y que aunque algunos ostenten su propiedad, pesa sobre ellos una “hipoteca social”.

Jorge Bergoglio arribó a estas conclusiones luego de referir que la sociedad debe funcionar como una familia, donde lo que los hijos reciben gratuitamente de sus padres deben compartirlo con sus hermanos, y donde si uno de los niños se niega a hacerlo rompe con esa solidaridad natural. Dijo que en el ámbito social ese concepto de gratuidad (que el bien es de todos) no es un complemento, sino un requisito necesario de la justicia.

Siguiendo la misma línea de pensamiento, Bergoglio afirmó que la explotación de los recursos naturales no debe buscar el beneficio inmediato. “Ser administradores de esta riqueza que hemos recibido nos compromete con la sociedad en su conjunto y con las futuras generaciones, a las que no podremos legar este patrimonio sin un adecuado cuidado del medioambiente, sin una conciencia de gratuidad que brota de la contemplación del mundo creado”, señaló.

Condena la confrontación y la restricción de las libertades. Utilizando siempre a la familia como cimiento y proyección de lo que debería ser la sociedad, Francisco preguntó por qué si en una familia nadie es excluido, ni siquiera quienes tienen dificultades que ellos mismos buscaron, no ocurre igual en la sociedad.

“Nuestras relaciones sociales o el juego político, muchas veces se basan en la confrontación, en el descarte. Mi posición, mi idea, mi proyecto se consolida si soy capaz de vencer al otro, de imponerme, ¿Es ser familia eso?”, insistió.


Bergoglio señaló que el Ecuador, como muchos pueblos latinoamericanos, experimenta profundos cambios sociales y culturales, nuevos retos que requieren la participación de todos los actores sociales. “La migración, la concentración urbana, el consumismo, la crisis de la familia, la falta de trabajo, las bolsas de pobreza producen incertidumbre y tensiones que constituyen una amenaza a la convivencia social. Las normas y las leyes, así como los proyectos de la comunidad civil, han de procurar la inclusión, abrir espacios de diálogo, de encuentro y así dejar en el doloroso recuerdo cualquier tipo de represión”, señaló y agregó como refiriéndose a las dificultades que experimenta la labor periodística en Ecuador “y el control desmedido y la merma de libertades”.

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