Ley de alimentación escolar

Por Guido Rodríguez Alcalá

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Se discute en el Congreso sobre la comida que se puede y la que no se puede servir en las escuelas e instituciones educativas del Paraguay; como el título del proyecto de ley es largo, voy a simplificarlo diciendo ley de alimentación escolar (incluye comidas y bebidas). La idea es buena y pone al Paraguay a la altura de otros países, donde desde hace años se reglamenta la alimentación escolar.

En los Estados Unidos, la primera ley se aprobó en 1946 (National School Lunch Act). Uno de sus fundamentos fue la seguridad nacional: el sobrepeso era una de las razones principales por las cuales los jóvenes no podían prestar el servicio militar. La última ley es la de 2010, aprobada con activa intervención de Michelle Obama (Hunger-Free Kid Act). Según datos del Departamento de Agricultura norteamericano del 4 de setiembre de 2013, más del 20% de los niños norteamericanos pasan hambre; o pasarían hambre, si no existieran programas de ayuda alimentaria. No creo que, en el Paraguay, el porcentaje de niños necesitados de comida sea muy inferior. Por eso me parece muy oportuno el proyecto de ley, que pretende hacer aquí lo ya hecho en Europa, en Canadá, Estados Unidos y varios países latinoamericanos.

Los parlamentarios que defienden el proyecto afirman que existe una epidemia de obesidad en el Paraguay, y que se la debe combatir dando mejor comida en las escuelas. En realidad, la epidemia es mundial, un punto que ha sido abordado por varias instituciones, como las Naciones Unidas, a través de sus dependencias especializadas. Parte del problema es el consumo de comida elaborada, que contiene cantidades excesivas de sal, azúcar y grasa. Sobre el tema, existe un interesante libro del periodista norteamericano Michael Moss: Salt, Sugar, Fat (sal, azúcar, grasa). Dice Moss que estos ingredientes, además de bajar los costos de producción de la comida elaborada, crean adicciones y dañan la salud.

Los enemigos del proyecto dicen que el Estado no puede decir cuáles comidas son saludables y cuáles no. ¿Quién debe decirlo entonces? ¿Lady Gaga? ¿El Estado Islámico? ¿La FIFA? Precisamente, el Estado es el que debe controlar la calidad de los productos, trátese de la comida, de los remedios, de los productos químicos. De hecho, el Estado lo hace. En Inglaterra, prohíbe la venta de bebidas con azúcar, chocolates y caramelos en las escuelas; en Canadá, se limita la cantidad de sal, azúcar y grasa que pueden tener las comidas escolares. En Finlandia, la acción estatal hizo que, bajando el consumo de sal, las enfermedades infarto y cardiovasculares bajaran un 80%. ¿Correrán peligro muchos puestos de trabajo si se aprueba la ley? No, porque está previsto recurrir a las granjas familiares para procurarse comida sana. El problema será para los vendedores de comida mala.

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