Impedir que la marihuana siga echando jóvenes de las escuelas

La marihuana es la droga que más jóvenes expulsa de las escuelas y de los colegios del Paraguay, según expuso la directora de Reducción de la Demanda de Drogas de la Senad, Graciela Barreto, en una reunión de expertos del Mercosur. Es la sustancia más habitualmente consumida por un 52 por ciento de los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad. Según las cifras, 22 de cada 100 jóvenes escolarizados han consumido tabaco y 7 de cada 100 han fumado marihuana. No son datos para tomarlos a la ligera. Hay que redoblar los esfuerzos para encontrar soluciones prácticas y eficientes, impidiendo que el microtráfico de drogas afecte gravemente al sistema educativo.

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Como si las particularidades del sistema educativo en el Paraguay ya no tuviesen suficientes dificultades, la presencia del microtráfico de drogas también afecta gravemente a la deserción escolar.

La marihuana es la droga que más jóvenes expulsa de las escuelas y de los colegios del país, según expuso Graciela Barreto, directora de Reducción de la Demanda de Drogas, de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), durante la XIII Reunión Especializada de Autoridades en Materia de Drogas de Mercosur, que integran Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil, que se realizó recientemente en Asunción, con la participación de delegaciones de Perú, Colombia y Chile.

En su exposición, Barreto indicó que, según las cifras estadísticas locales, 22 de cada 100 jóvenes estudiantes ya han consumido tabaco y 7 de cada 100 han probado marihuana. También indicó que existe un alto consumo del alcohol de manera precoz en el universo escolar, lo cual viene a ser una antesala de la adicción a otras drogas. Más precisamente un 52% de los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad han consumido alcohol, junto con la marihuana y el crack, lo cual repercute fuertemente en los índices de la deserción escolar.

Este efecto del microtráfico de estupefacientes, reflejado en las estadísticas desmiente la idea de que el cannabis o la marihuana no genera daños en la población joven, según la experta, ya que la incidencia negativa es claramente apreciable.

La adicción de los jóvenes implica un doble problema, en primer lugar, por el consumo en sí y, en segundo, porque el grupo de entre 12 y 18 años es el más grande en la pirámide de población. En el caso del Paraguay, la funcionaria de la Senad sostiene que las drogas no hacen diferencias de clases sociales, ya que existen sustancias “más sucias para el nivel más bajo” y otras “en el alto nivel”, que “no le exime de la peligrosidad”. También hay un constante ingreso de drogas sintéticas.

Las áreas más problemáticas son las regiones de frontera, principalmente en el Este y Sur del país, donde hay más variedad de ofertas, con presencia de drogas mucho más tóxicas y la edad de consumo es mucho más baja.

Paralelamente, el Paraguay sigue teniendo el déficit de un solo centro de atención de programas para tratar a los adictos. El local funciona en la capital, Asunción, lo cual implica que muchas familias con problemas de hijos con adicción deben trasladarse a cientos de kilómetros y pelear por conseguir atención en un sistema con espacios y coberturas muy reducidas, según la especialista de la Senad.

Los datos dados a conocer en este encuentro internacional sobre drogas no son para tomarlos a la ligera. Urge redoblar los esfuerzos para encontrar soluciones prácticas y eficientes, impidiendo que el microtráfico de drogas siga afectando gravemente al sistema educativo y a las posibilidades de desarrollo de nuestra juventud.

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