De acuerdo con un informe de la institución, 179 casos corresponde a mujeres embarazadas, uno de los grupos de más riesgo dada la relación entre el virus y algunas malformaciones congénitas, como la microcefalia, una reducción del tamaño del cráneo y del cerebro, que causan la muerte del recién nacido.
Desde el inicio de la epidemia, en noviembre de 2015, se registraron en el país centroamericano 2.610 casos sospechosos hasta la primera semana del mes de agosto, confirmó a Efe la portavoz de la institución, Marlit Valenzuela.
Debido a los 616 casos confirmados por el Hospital Roosevelt, el Laboratorio Nacional de Salud y el Centro de Control de Enfermedades Transmisibles en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la cartera de Salud hizo un llamado a la población para prevenir esta enfermedad.
En un breve reporte, pide tomar “prácticas de protección personal, familiar y comunitaria para evitar los criaderos y la picadura del mosquito transmisor”, y exhortó a las parejas a informarse y tener prácticas sexuales seguras.
El pasado 6 de septiembre, la doctora Lorena Gobern, jefe de vigilancia epidemiológica del MSPAS, aseguró que la incidencia del virus en Guatemala se ha reducido en las últimas semanas, una tendencia común al resto de la región, a excepción de Nicaragua y Costa Rica.
Actualmente, Guatemala se mantiene entre la “tercera” y “cuarta” posición del total de casos en la zona.