Dilma Rousseff se defiende ante los senadores que deciden su destitución en Brasil en el que será, si se cumplen las previsiones, su último acto y el más dramático como presidenta del vecino país.
Aislada políticamente, agobiada por la recesión económica y con su partido ametrallado por denuncias de corrupción, Rousseff fue suspendida de su cargo el pasado mes de mayo, acusada de maquillar las cuentas públicas, informa el portal de El País.
Esta votación es el punto final de un proceso que remece al país desde hace nueve meses, junto con una economía maltrecha y el descrédito en una clase política embarrada por escándalos la corrupción.