Creo en tu Palabra, que es la luz que ilumina mi camino

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Meditamos el Evangelio según San Juan. Extractamos algunas palabras del Papa relacionadas a la lectura de hoy: “Este es el camino de la historia del hombre: un camino para encontrar a Jesucristo, el Redentor, que da la vida por amor. En efecto, Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. Este árbol de la Cruz nos salva, a todos nosotros, de las consecuencias de ese otro árbol, donde inició la autosuficiencia, el orgullo, la soberbia de querer conocer –nosotros–, todo, según nuestra mentalidad, de acuerdo con nuestros criterios, incluso de acuerdo a la presunción de ser y de llegar a ser los únicos jueces del mundo”.

El Señor nos enseñó a ser agradecidos hasta por los favores más pequeños: Ni un vaso de agua que deis en mi nombre quedará sin su recompensa. Si estamos atentos a Dios y a los demás, apreciaremos en nuestro propio hogar que la casa esté limpia y en orden, que alguien haya cerrado las ventanas para que no entre el frío o el calor, que la ropa esté limpia y planchada... Y si alguna vez una de estas cosas no está como esperábamos, sabremos disculpar, porque es incontablemente mayor el número favores recibidos.

San José María Escrivá dijo: Cuando estés enfermo, ofrece con amor tus sufrimientos, y se convertirán en incienso que se eleva en honor de Dios y que te santifica. Mira con qué amor (Jesús) se abraza a la Cruz. Jesús lleva Cruz por ti: tú, llévala por Jesús. Pero no lleves la Cruz arrastrando. Llévala con aplomo, porque tu Cruz, así llevada, no será una Cruz cualquiera: será... la Santa Cruz. No te resignes con la Cruz. Resignación es palabra poco generosa. Cuando de verdad la quieras, tu Cruz será... una Cruz, sin Cruz. Y de seguro, como Él, encontrarás a María en el camino.

(De https://es.catholic.net, www.homiletica.org y

https://odnmedia.s3.amazonaws.com)

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