Los violentos altercados ocurridos desde entonces y centrados en Barcelona han causado cientos de lesionados y heridos. Sin embargo, la violencia eclipsó los mensajes electorales y las agendas para esos comicios.
Así, el presidente del gobierno en funciones, el socialista Pedro Sánchez, interrumpió su activa precampaña electoral, pues lleva siete días sin salir del Palacio de la Moncloa, sede del Ejecutivo, excepto para acudir a una cumbre de líderes de la Unión Europea.
En los principales partidos de centro derecha, el Partido Popular (PP, conservador) y Ciudadanos (Cs, liberal), se comienza a vincular la violencia en Cataluña con el argumento de que es necesario que las elecciones de noviembre supongan un cambio al frente del Gobierno español. Por su parte, la número dos de la coalición izquierdista Unidas Podemos, Irene Montero, acusó a Sánchez de “electoralismo” en su acción ante la crisis en Cataluña. En cambio, la número tres del Partido Socialista (PSOE, en el poder), Adriana Lastra, criticó a la oposición por intentar sacar réditos electorales en lugar de mostrar unidad con el Gobierno. EFE