Agentes gatillo fácil se escudan en la impunidad, dicen familiares de víctimas

Allegados de dos sobrevivientes de estos casos afirman que siguen viviendo un calvario después de lo sucedido y que se reaviva cuando suceden nuevos casos como el de Ciudad del Este.

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“Los policías hacen lo que quieren y sigue habiendo casos de gatillo fácil porque no hay castigo. Hay impunidad”, reflexionó Alberto Medina, cuyo hijo Anderson sobrevivió a un disparo realizado por un suboficial de la Policía, en Ciudad del Este, en julio del 2012.

Alberto Medina manifiesta que por más que ya pasaron diez años de lo sucedido, la herida no termina de cerrar y vuelve a ellos cuando se ven nuevos casos que involucran a policías haciendo uso de la fuerza. “Cuando vi lo sucedido en Ciudad del Este, hace unos días, me vino todo el recuerdo de lo que pasó con mi hijo”, añadió.

El suboficial Narciso Cañete fue condenado a siete años por haber disparado a Anderson, al montar una barrera policial, con agentes de la Comisaría 5ª de Ciudad del Este.

A pesar de estar tras las rejas, los familiares de Anderson denunciaron que agentes policiales amedrentaban a los miembros de la familia, visitando el negocio familiar, mostrando armas largas e incluso atajándolos sin motivo en las barreras.

“Algún día podré contar todo lo que pasamos. Ya pasaron diez años, pero yo no puedo dormir bien por las noches. Es una secuela que nunca se borrará; nos fundieron”, dijo con la voz entrecortada por la emoción.

La familia Medina demandó al Estado paraguayo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Afirman que las autoridades no se hicieron cargo del tratamiento que tuvo que recibir Anderson, que casi perdió la movilidad al recibir el disparo en la espalda.

Sus padres también costearon, mientras pudieron, los tratamientos sicológicos y los estudios que debe realizarse cada tanto. “Recurrí a Amnistía Internacional para encontrar una forma de seguir con el tratamiento de mi hijo”, añadió don Alberto.

EL CASO RICHARD. Otro de los casos emblemáticos fue el de Richard Pereira, quien recibió un disparo de policías de la Comisaría 4ª de Asunción, el 11 de febrero de 2019.

Recibió un disparo en la zona de la columna y esto lo obligó a estar el resto de su vida en silla de ruedas.

Su padre, que tiene su mismo nombre, está luchando desde entonces para que reciba el tratamiento adecuado y pueda seguir con su vida, en medio de las limitaciones.

Pereira (padre) afirma que debe haber una justicia mucho más rápida para las víctimas. “Es demasiado el sufrimiento de los familiares de víctimas. Tanto los que fallecen o los que quedan con secuela, como el caso de mi hijo”, expresó.

Richard confiesa que se indignó al ver el caso Juan Daniel Ortigoza Ávalos (26), que fue asesinado en Ciudad del Este por agentes policiales, que confundieron su automóvil con uno utilizado en un asalto. “Nos indigna que utilizan la misma mentira; que persiguieron a un sospechoso”, culminó.

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