Así lo expresó en su discurso final tras la cumbre histórica celebrada en el ante 190 representantes de la jerarquía de la para abordar la lacra de los abusos a menores por parte de clérigos.
El Papa argentino quiso en su largo discurso puntualizar que la plaga de los abusos a niños “es universal y transversal” y para ello citó varios informes de instituciones internacionales, pero dejó claro que “esto no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia”.
“La inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética”, dijo el .
Francisco explicó que las estadísticas que realizan las instituciones y organismos internacionales son parciales porque numerosos abusos se cometen en el ámbito familiar y no se denuncian.
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El Papa quiso reafirmar “con claridad” que “si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso -que representa ya en sí mismo una monstruosidad-, ese caso será afrontado con la mayor seriedad”.
El objetivo de la Iglesia, añadió Francisco, “será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren”.
Y para ello, el Papa dijo que “tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas”, pero también criticó lo que consideró “las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por los pequeños”.
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Después de estos tres días de debates en el Vaticano, dijo que ha llegado la hora “dar directrices uniformes para la Iglesia”, aunque no citó, en realidad, medidas concretas o cambios en la legislación vaticana y solo enumeró varios puntos para la lucha contra los abusos a menores.
El primero fue el de la necesidad de “defender a los menores y para ello insto a cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Iglesia”.
Reiteró la obligación de una total “seriedad” de la Iglesia a la hora de abordar los casos, y aseguró que " no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la Justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes”.
“La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”, aseveró.
Otro es la exigencia de una verdadera “purificación” de los hombres de la Iglesia para “transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo y jamás “caer en la trampa de acusar a los otros, que es un paso hacia la excusa que nos separa de la realidad”.
Francisco también indicó la necesidad de mayor cuidado en “la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio”.
También indicó que la necesidad de que en las Conferencias episcopales haya “parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación” y “desarrollar un nuevo y eficaz planteamiento para la prevención en todas las instituciones y ambientes de actividad eclesial”.
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“Ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado (como ha sido costumbre en el pasado), porque el encubrimiento de los abusos favorece que se extienda el mal y añade un nivel adicional de escándalo”, dijo.
Otra recomendación del Papa fue “acompañar” a las personas abusadas y dar todo el “apoyo necesario, valiéndose de expertos en esta materia”.
Francisco insistió en proteger a los menores de los peligros de Internet y propuso que en las normas jurídicas vaticanas aprobadas en 2010 -donde fueron añadidos como nuevos casos de delitos la adquisición, la retención o divulgación de material pornográfico- se eleve la de edad inferior a 14 años.
El Papa también mostró su preocupación por el turismo sexual y afirmó que “se necesita la acción represiva judicial”.
Finalizó con “un sentido llamamiento a la lucha contra el abuso de menores en todos los ámbitos” porque “se trata de crímenes abominables que hay que extirpar de la faz de la tierra”.