Estas cifras superan con creces a las de 2015, cuando Brasil registró 141 casos de infectados por H1N1 y 36 muertes derivadas del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SRAG) causado por esta enfermedad.
En 2014 fueron 163 las muertes y en 2013 llegaron a ser 768 los fallecidos.
Hasta el pasado 18 de junio se registraron en el país 5.871 casos de contagio de gripe A confirmados, de acuerdo con el boletín epidemiológico que divulgan periódicamente las autoridades sanitarias.
La afección, también conocida como gripe porcina, ha alcanzado ya a 22 de los 27 estados, con especial incidencia en el estado de Sao Paulo, el más poblado del país y en el que se han registrado 475 muertes.
Río Grande do Sul y Paraná, ambos en el sur de Brasil donde el otoño austral es más pronunciado, son los siguientes en la lista de estados más afectados, con 132 y 112 muertes notificadas, respectivamente.
El rápido avance de la gripe A obligó al Gobierno brasileño a lanzar el pasado 30 de abril una intensa campaña de vacunación en todo el país.
De acuerdo con los últimos datos divulgados por las autoridades han sido vacunadas 47,6 millones de personas en todo el país, lo que representa el 95,5 % del público considerado como prioritario, que incluye ancianos, niños, profesionales del área de la salud, portadores de enfermedades crónicas, mujeres embarazadas e indios.
Los síntomas de esta gripe, una variación de la tradicional cepa H1N1 que mutó de los cerdos a los humanos, son fiebres altas y repentinas, tos, dolor de cabeza intenso, dolores musculares y de articulaciones, irritación de los ojos y flujo nasal.
Además del combate al virus H1N1, el Gobierno brasileño enfrenta el zika, un virus transmitido por el mosquito “Aedes aegypti” y que ha hecho decretar el estado de emergencia sanitaria en el país al relacionarse con el vertiginoso aumento de casos de microcefalia en recién nacidos.