La captura que desembocó en la Guerra Grande

Hace 152 años fue capturado el Marqués de Olinda, aquel buque brasileño utilizado por la Armada del Paraguay y cuya captura supuestamente desembocó en la Guerra de la Triple Alianza. Recordando este suceso, la historiadora Noelia Quintana Villasboa hace un análisis que va más allá de la aparente chispa que encendió la llama.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print

La estatua del Mariscal Francisco Solano López frente a la sede del Congreso paraguayo fue registrada este miércoles, en Asunción (Paraguay), al cumplirse 150 años del inicio de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). EFE

Por Jhojhanni Fiorini | @jhojhanni

Se trataba de un buque a vapor de casco de madera impulsado por ruedas laterales. De escaso calado, lo que lo hacía apto para la navegación fluvial. Tenía un desplazamiento de 180 toneladas y poseía un motor de 80 HP.

El buque de vapor brasileño Marqués de Olinda llevaba su nombre en homenaje a Pedro de Araújo Lima, ministro, regente y presidente del Consejo Imperial. No era un buque de la Armada Brasileña, sino un mercante destinado a la carrera del río Paraná y .

Fue capturado por el Gobierno paraguayo el 12 de noviembre de 1864 cuando subía el río Paraguay llevando a bordo al coronel Federico Carneiro de Campos, presidente de la Provincia de Mato Grosso. Este hecho fue considerado el desencadenante de la Guerra del Paraguay contra sus tres vecinos Argentina, Brasil y Uruguay.

La captura del Marqués de Olinda hace 152 años

“Siempre nos han contado que el desarrollo de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay se inició con la ‘agresión’ de la Marina paraguaya con la captura del Marqués de Olinda, pero creer eso es de ingenuos”, indica la historiadora Noelia Quintana.

Según ella, la Guerra de la Triple Alianza no se inicia con la captura de este buque, señala que la documentación y situaciones desarrolladas con anterioridad evidencian lo contrario.

“Realmente los motivos fueron otros y muy anteriores. Para entenderlos, debemos saber que en los procesos históricos influyen también el temperamento de los personeros y responsables de la política en un momento dado, y a Solano López le ha tocado coincidir con Pedro II y Mitre, que se asociaron de forma secreta para un proyecto codicioso contra Paraguay”, asegura.

Equilibrio del Plata

A criterio de Quintana, es importante mencionar que Solano López pregonó y practicó el equilibrio de poder entre los países de la región platense, y así se explica su intervención pacífica en el asunto de San José de Flores (1859).

“Su intervención bienhechora fue producto de un romanticismo llevado al plano de la política, que a la larga perjudicó la suerte de Paraguay, porque si Solano López hubiera aplicado el pensamiento de Maquiavelo, hubiera dejado que se desangrara la familia argentina, pero no lo hizo”, sostiene.

Sin embargo, señala la historiadora que, para que funcionara el equilibrio en el Plata, Solano López creía que los países deberían de mantener una coherencia interna, unida y fuerte, tal como lo era Paraguay.

“Solano López fue un precursor del panamericanismo ideal, que no tuvo ambiente para su dispersión, porque los demás líderes de la región tenían ideas contrarias”, afirma.

Acuerdos de 1857 y 1865

En el caso de la Triple Alianza, podemos decir sin margen de error que dos actas de nacimiento de la guerra son los acuerdos de 1857 y 1865. Estos propósitos manifiestos secretos esconden una filosofía ruin.

El investigador Julio César Frutos menciona: “Basta su relectura para concluir siempre en lo mismo, aunque lo único novedoso es la forma y estilo salvaje con que la guerra se hizo, es propio de los hechos tales como los actos de violación, incendio, degüello y captura de prisioneros para venderlos como esclavos, no estaba previsto en los textos escritos, pero provenían de órdenes expuestas por los generalísimos de los ejércitos”.

Quintana dice que el protocolo de 1857 permaneció oculto por muchos años, pero el Tratado de la Triple Alianza no pudo ocultarse tanto, pues fue publicado por los ingleses, dando a conocer al mundo sus artículos y autores genocidas, y ocasionando una protesta generalizada de las naciones. La lectura de ambos acuerdos aclara muchas cuestiones, tanto de los argentinos como de los brasileños, y nos cuenta sobre la codicia expansiva de sus gobernantes. El texto revela que los aliados fueron los agresores de la soberanía del Paraguay, echando por tierra aquel discurso que sostiene que el agresor fue el Gobierno de Solano López con la captura del Marqués de Olinda.

Las palabras del Mariscal Francisco Solano López sobre los motivos reales para la declaración de guerra a los países agresores expresaban: “Los motivos de la ruptura de nuestras relaciones con el Imperio del Brasil y del estado poco cordial en que se han quedado con el gabinete argentino, son los sangrientos acontecimientos que hoy enlutan la República Oriental del Uruguay y amenazan dislocar el equilibrio del Plata ( ...) Estas dos potencias garantes de la independencia de aquel Estado son las que hoy atacan y el Brasil que en un tratado solemne sostenía con nosotros la necesidad del status quo de las nacionalidades de esta parte de América y especialmente la autonomía de la República Oriental y con los auxilios de un comité revolucionario públicamente establecido allí, desola la riqueza nacional y ensangrienta el suelo patrio (...)”.

Es más que evidente que se dio una nueva interpretación del derecho de gente por parte de los aliados; tres países y tres conductores (Pedro II, Mitre y Flores) creyeron tener derecho a hacer una guerra para cambiar un gobierno, y así el Paraguay fue arrastrado a la masacre más infame en la historia de los pueblos de América, asegura la historiadora.

¿Por qué se detuvo al Marqués de Olinda?

El Marqués de Olinda fue alcanzado mucho antes de lo previsto, a pesar de las condiciones en que se encontraba el Tacuarí. En la mañana del 12 de noviembre a las once en punto, el Tacuarí dio alcance al buque brasileño en el paraje denominado Curuzú Chicá o Potrero Porá. De ahí se le intimó a que volviera en el acto a Asunción y el Marqués de Olinda, sin resistencia, enfiló para Asunción, llegando a las 22.45 aproximadamente.

Solano López se había enterado, por medio de un espía, del cargamento que traía el buque —armas: unos 2.000 mosquetes, 1.500 cartuchos de balas, 1.000 espoletas, tres cajones clavados y lacrados que contenían 400 contos en papel moneda— y la falsa declaración de la lista de pasajeros que se hicieron pasar por civiles, cuando en verdad la mayoría de ellos eran oficiales brasileños.

“Cuando se realizó el allanamiento y revisión del Marqués de Olinda a primeras horas del martes 15 de noviembre, lo primero que revisaron fue el equipaje, y así es como se enteraron de que la mayor parte de los que figuraban en las listas como civiles eran oficiales del ejército y la marina, pues fueron encontrados en sus valijas uniformes completos”. (Cardozo Efraín, Imperio del Brasil y el Río de la Pata, p. 595).

En tal situación y con los acontecimientos del Uruguay —Flores se había levantado contra el Gobierno legítimo de Berro, con el apoyo de Mitre y los liberales del Brasil—, López vio en peligro la independencia del Paraguay y en estas circunstancias no se podía permitir que un buque con ese “paquete”, como en varias ocasiones se refiere Berges en sus comunicaciones, llegue a destino, pues el Paraguay quedaría más que vulnerable.

El Tacuarí quedó fondeando en el mismo costado que el Marqués de Olinda, para observar cada detalle que se hiciera a bordo.

El Gobierno paraguayo, por su protesta del 30 de agosto y una nota del 3 de septiembre, hizo saber al Brasil que estaba definitivamente resuelto por la alternativa de la paz o de la guerra, según el estado de cosas, que debía surgir si el Imperio ocupase el territorio Oriental.

“El Brasil, antes de hacer declaración de guerra, la llevó a efecto con el pretexto de represalias en el Estado Oriental, injuriando así la causa que sostiene el Paraguay, y este, prevenido ya por estos actos, que coinciden con las declaraciones oficiales del Representante de S.M. el emperador del Brasil, en esta Capital, en 1ro de Septiembre último, ya no puede menos que declararse en guerra abierta con el Brasil (...)”. (El Semanario, noviembre 19, 1864).

Luego de la captura del Marqués de Olinda, esta embarcación pasó a formar parte de la flota paraguaya.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección