Bruselas evoca el impacto de la caída de Constantinopla en los renacentistas

El Museo de Bellas Artes de Bruselas (Bozar) rememora desde este viernes el fuerte impacto que tuvo la caída de Constantinopla y la consolidación del poder del imperio Otomano en el imaginario de la Europa renacentista, donde el arte plasmó la admiración y el temor que despertaba a partes iguales.

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Varias obras que plasman este importante acontecimiento de la historia serán expuestas desde este viernes hasta el 31 de mayo en Bélgica. Foto: bruselas.net

EFE

“El Imperio del Sultán” explora este viernes hasta el 31 de mayo la fuerte atracción que creaban los otomanos en los europeos desde que la caída de Bizancio en 1453 en manos de los turcos marcara el auge de una nueva potencia pero, también, el fin de la Edad Media.

La muestra toma como punto de partida la Batalla de Lepanto, con un lienzo anónimo que representa minuciosamente la victoria naval que permitió a la cristiana Liga Santa frenar en 1571 la expansión de los turcos por el Mediterráneo, pero que también asentó al Imperio Otomano como una gran potencia.

El orientalismo, la visión del turco como la encarnación del “otro” y como el enemigo del cristiano, se afianzó tras la batalla de Lepanto, que se convirtió en una imagen prácticamente mitológica, con frecuencia distorsionada, explica el comisario de la muestra Guido Messling.

Lepanto, donde Miguel de Cervantes perdió una mano, queda también plasmada en un retrato del Dux de Venecia Sebastiano Venier firmado por Tintoretto, y da paso a la paz y a los contactos comerciales, liderados por la pujante República italiana, señala Messling.

Otra de las escenas más representadas en la muestra es el sitio de Viena, en 1529, en el que los turcos se adentraron en la Europa cristiana bajo el mando de Soleimán el Magnífico.

“Soleimán era conocido por su poder en Occidente y por la pompa de su corte, por lo que se le acabó conociendo como el ‘Magnífico’, mientras que en Turquía se le apodó “el hombre de leyes” por su estricta moral y su mandato firme”, explicó el comisario.

El retrato de Soleimán, de perfil y portando un descomunal turbante, fue reproducido en numerosas obras por los artistas renacentistas, así como el de otro destacado sultán, Mehmed II, apodado “el conquistador” tras hacerse con Constantinopla recién cumplida la veintena.

Una de las piezas más destacadas de la exposición es precisamente la pintura que Gentile Bellini hizo de Mehmed II, cuyo retrato se ha convertido en un símbolo nacional en la Turquía actual, según Messling.

La muestra también incluye un retrato del sultán Bayezid I, firmado por Paolo Veronese y su taller, un sable que perteneció a Soleimán “El Magnífico” y otros objetos preciados que fueron intercambiados para rendir tributo.

Destaca también una rica tela con motivos turcos que porta el emperador del Sacro Imperio Romano Rodolfo II en un retrato incluido en la muestra, a cuyos pies descansa parte del material que se ha conservado, siglos después, en una iglesia sueca tras ser robada como botín de guerra.

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