El Che en Paraguay: De la clandestinidad a los estadios de fútbol

Este jueves se cumplen 47 años del fallecimiento de “aquel guerrillero loco”, como describiera al argentino Ernesto Che Guevara, el cantautor español Ismael Serrano. La imagen del “Che” sufre una llamativa metamorfosis en nuestro país: De estar completamente proscrita durante la dictadura, a ser exaltada, incluso por las barras de los principales clubes del país.

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El combatiente murió a manos de un sargento boliviano el 9 de octubre de 1967. / Foto: Archivo.

Por Elías Piris / @eliaspiris

Podríamos hacer el típico recuento biográfico de Guevara. Que nació en Argentina, pero fue héroe de la Revolución Cubana. Que su rostro inmortalizado en la fotografía de Alberto Korda se convirtió en un ícono del socialismo latinoamericano y mundial, además de “estar en todas las remeras” como cantó alguna vez el “pelado” Cordera en la canción “Murguita del Sur”.

Amado, odiado, vilipendiado, exaltado, prohibido, aclamado. Son varios adjetivos los que encajarían para describir a este personaje que difícilmente salga de la historia contemporánea. Y para no caer en el cliché de citar los datos de la vida del alergista devenido a guerrillero, bucearemos en el boom de su figura en Paraguay, que se da luego de la caída del régimen de Alfredo Stroessner.

Asociada con el terrorismo, la subversión, y movimientos radicales de izquierda que deseaban replicar el éxito de la Revolución Cubana en Sudamérica, la imagen del Che era proscrita en los tiempos del aquel general que se ufanaba de tener un país bajo el manto inmaculado de la “democracia sin comunismo”, como rezaban las consignas del diario Patria.

Ubicados en el contexto de aquella Guerra Fría que marcaba el pulso del planeta, no resulta descabellado concluir que el stronismo haya prohibido todo lo relacionado a Guevara y la Revolución Cubana, puesto que los incipientes grupos que buscaban una ruptura radical la vía de las armas (que serían rápidamente desbaratados y aniquilados por el régimen), tenían como referencia a esos barbudos que pelearon en la Sierra Maestra.

Siguiendo con la línea de tiempo como referencia, el quiebre de aquel paradigma que asocia al Che Guevara con el más puro y duro antiimperialismo se da en coincidencia con la caída del Muro de Berlín, según el análisis del periodista y escritor Carlos Maritni.

Martini, en comunicación con ULTIMAHORA.COM, la metamorfosis de imagen del Che en nuestro país tiene tres etapas: “La primera se da cuando surgen movimientos guerrilleros como la OPM, que tienen como principal referencia el prestigio que tenía en el aquel entonces la Revolución Cubana”, opina.

“La segunda es después de la caída del Muro de Berlín, cuando el modelo socialista cae abruptamente, y el Capitalismo queda como única opción. Es así que al no considerarlo un enemigo acérrimo, el sistema acepta y asimila esa imagen que se vuelve un producto más del marketing”.

“La tercera etapa ya comprende la entrada del siglo XXI y la decadencia del capitalismo, que al aplazarse en inclusión social da paso al advenimiento de movimientos progresistas en la región. Ahí la imagen del Che vuelve a ser adquirir un componente ideológico, pero sin dejar de ser una pieza del marketing a nivel mundial”, reflexiona Martini.

El Che y las Barras Bravas

Es innegable que en este país el fútbol es “pasión de multitudes”. El “deporte rey” acapara las principales informaciones de la prensa deportiva local, dejando muy atrás a las demás disciplinas. ¿Qué hace la cara de un guerrillero estampada en las banderas de los clubes más importantes?

Según Martini, el fenómeno se debe a que a comienzos de la década de 1990, surgen las denominadas “Barras Bravas”, que buscan marcar diferencias con las hinchadas tradicionales.

“La imagen del Che adquiere un carácter simbólico y da la pauta de que se trata de un grupo que utiliza la violencia”, comenta el periodista.

“Pero la violencia de las barras no es la misma que la del Che, ni siquiera es semejante, ya que la violencia de las barras es sin sentido. No tienen la intención de afectar al sistema. Son así porque sí. No tienen una ideología definida”.

No obstante “Donde exista algún hálito de disconformidad y rebeldía, la cara del Che estará siempre presente”, finaliza Martini.

Justamente, dos compositores trataron de sintetizar con su música el fenómeno que tocamos. Uno es cubano, su nombre Frank Delgado, y con su canción “Si el Che Viviera” busca explicar qué hubiera pasado si el Che Guevara seguía vivo ¿Sería un mito o no? ¿Hubiera seguido siendo aquel revolucionario idealista o el paso del tiempo acabaría convirtiéndolo en un viejo dictador?.

Si el Che viviera, fuera, fuera
un ornamento sin talento,
un represor del sentimiento.
Alguna escoria que viviendo de su historia
inmoviliza las ideas, no te creas.
Fuera, fuera, y no quisiera ser como él.
Si el Che viviera. (Fragmento de “Si el Che Viviera”)

El otro es mitad estadounidense, mitad argentino y un conocido nuestro: Kevin Johansen. Quien en su tema “Mc Guevara’s o Che Donald’s” critica de manera frontal la maraña del márketing detrás de la leyenda.

Todos se dejan la barba y el pelo como él

Pero no son como él
Todos declaran y hablan en nombre de él
Como si fueran él
Yo me pregunto que estará pensando él
Si pudiera ver
Cómo se llenan de plata hablando de él
Sin saber nada de él

Todos se compran la remerita del Che
Sin saber quien fue
Su nombre y su cara no paran de vender?

Parece McGuevara’s o CheDonald’s
Parece McGuevara’s o CheDonald’s

Y mientras artistas e intelectuales tratan de buscar explicaciones, aquel rosarino continuará siendo tatuado en varias pieles....

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