Buenos Aires: Un recorrido por sus barrios emergentes

La ciudad de Buenos Aires no termina en microcentro, tiene una infinidad de paisajes para recorrer en sus barrios periféricos, que vale la pena explorar.

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Vista aérea panorámica de la ciudad de Buenos Aires.

Con el incremento del en , los viajeros comenzaron a visitar distritos que no solían ser típicamente turísticos, como Chacarita, Villa Crespo y Almagro, barrios que atraen a aquellos que buscan experiencias urbanas autóctonas y alternativas al circuito clásico.

Villa Crespo

Villa Crespo emana un encanto discreto e informal. Con calles empedradas, es un rincón de Buenos Aires en donde todavía se respira la “vida de barrio”, mientras se puede disfrutar de un café en alguno de sus bares y restaurantes que abundan a lo largo de sus calles.

Para los amantes de las compras, Villa Crespo es hogar de locales de ropa y outlets, con muy buenos precios. Entre las calles Aguirre y Gurruchaga, se encuentran los outlets de marcas como Etiqueta Negra, Converse, Mimo, Rapsodia, Christian Lacroix, Akiabara, The North Face, entre otras.

El barrio también fue hogar de Osvaldo Pugliese (1905-1995), uno de los más famosos músicos y compositores de tango de Buenos Aires, lo que ayudó a que el barrio viera nacer a varias milongas que permiten pasar una noche bailando con la música de Pugliese y otros maestros del tango de los años 40 y 50.

Chacarita

Antiguamente zona de granjas y quintas, el barrio de Chacarita, ubicado a unos 20 minutos en auto desde el Obelisco, alberga el cementerio más grande de la ciudad y en los últimos años se consolidó como uno de los nuevos circuitos gastronómicos de Buenos Aires, especialmente entre el público más joven. El barrio cuenta con restaurantes de autor y propuestas jóvenes y creativas, donde los turistas pueden descubrir el ocio porteño en toda su esencia.

Almagro

Es uno de los más tradicionales de la ciudad, muy relacionado con el tango y los típicos cafés porteños. Por sus calles y bares circularon muchos de los grandes del tango; tuvo el privilegio de ser el primer escenario que escuchó cantar a Carlos Gardel.

Entre los secretos del barrio se encuentra la Confitería Las Violetas, sobre Rivadavia y Medrano, que cuenta con más de 100 años y es un emblema de la ciudad.

Almagro también es hogar de La Catedral Club, un edificio histórico que forma parte del patrimonio artístico y cultural de la ciudad, donde se imparten clases de tango todos los días y por las noches se organizan milongas; los suelos son de madera, tiene tres salones y en el restaurante se sirve exclusivamente comida vegetariana.

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