Por Estela Ruiz Díaz
La figura de la reelección presidencial está prohibida en la Constitución Nacional. Hasta hoy, ningún presidente de la transición planteó la idea de la reforma constitucional para levantar la traba legal.
Hasta que llegó Nicanor Duarte Frutos.
El presidente de la República hace más de un año que gasta las energías de su Gobierno con el objetivo de lograr su propósito. Hasta hoy la tranca se mantiene, no solamente por la postura del bloque opositor, sino por las diferencias dentro de la misma ANR, donde resalta la postura de algunos senadores que exigen también su reelección en el 2008, como condición para apoyar la enmienda. El ambiente colorado está enrarecido por la guerra de guerrillas que mantiene Nicanor con su bancada. El presidente marcó febrero como fecha de presentación del proyecto en el Congreso.
La oposición canta victoria. Y se atribuye los méritos por trancar el embate nicanorista. No es menos cierto, la posición en bloque fue y sigue siendo clave para frenar el ímpetu presidencial, que no logró aún romper lealtades.
Pero, más allá de la discusión sobre la legalidad o no de la enmienda para instituir la reelección, hay una realidad política innegable: en los 17 años de transición hubo 4 elecciones presidenciales: 1989-1993 /1993-1998 /1998-2003 y 2003-2008. En todas ha ganado el Partido Colorado. O sea, de hecho, hay reelección oficialista con candidatos diferentes.
Tras la caída de la dictadura y la inmediata elección convocada, era imposible que gane un opositor. Quién podría ser más popular que el general que derrocó a Stroessner. Así la transición se inaugura con el general Andrés Rodríguez.
El 93 ya era tiempo en que la oposición muestre su poderío. Pero el oficialismo mantuvo el poder de la mano de un desconocido en la política: el empresario Juan Carlos Wasmosy, un invento de Rodríguez y Lino Oviedo. Su desastrosa gestión ponía a la oposición en ventaja, pero, por esas cosas que solo pasan en Paraguay, 1998 fue la victoria más contundente de la ANR. A pesar de la fuerte crisis interna generada por el triunfo de Oviedo sobre Argaña y el confuso proceso que devino con la detención del militar, la dupla de emergencia Cubas-Argaña arrasó en las urnas. La oposición que unió a dos emblemáticos luchadores de la dictadura (Laíno-Filizzola) veía cómo nuevamente perdía la oportunidad histórica de lograr la alternancia.
Luego se instaló el Marzo Paraguayo y asumió el gobierno de unidad nacional. Fue el peor de la transición. Tanto que el presidente de entonces (Luis González Macchi) está preso por corrupción.
El 2003 fue historia repetida.
La ANR mantuvo el poder con Nicanor a la cabeza.
NUEVO ACTOR. El 2008 está en la mira. Nicanor quiere la reelección. El tambaleo que tuvo estos días, a raíz de la rebelión en su granja, vaticina que su final como líder indiscutible se acerca. Se sabe que el último año de mandato el titular del Ejecutivo “ya no manda”, sino el candidato más potable del partido. En la ANR esta situación de indefinición movió el tablero. El vicepresidente Luis Castiglioni ya habla sin tapujos sobre su candidatura y pone plazos al Presidente para definir el pleito de la enmienda. Víctor Bernal y José Alberto Alderete también están en la gatera. Solo esperan el Q.E.P.D. oficial del proyecto de enmienda para lanzarse. Habrá nuevamente heridos y contusos, pero también unidad granítica en el día de la elección.
En la oposición la esperanza se centra en monseñor Fernando Lugo, cuyo movimiento se funda hoy. En días más el religioso revelará el misterio de su candidatura, que ya es un camino sin retorno. En el PLRA surgen Carlos Mateo Balmelli y Federico Franco; en Patria Querida sigue siendo Pedro Fadul el único postulante. La concertación es aún una idea cuya maduración necesitará de actos de valentía inéditos en la política paraguaya. Hay demasiado por discutir... y repartir.
No queda mucho tiempo para que el antioficialismo concrete un proyecto presidencial para evitar una nueva reelección de la ANR en la presidencia de la República.
Su guerra final es lograr finalmente la derrota de la ANR para instalar la alternancia en Paraguay, con o sin enmienda constitucional.