“Desde hace más de cuatro años mujeres víctimas de diferentes tipos de violencias se reúnen todos los jueves para plasmar en telares sus historias de vida, y hoy estamos presentando en un gran telar todo ese trabajo”, dijo a Efe Sonia Cifuentes, representante de la organización no gubernamental Minga.
Con el telar, las mujeres esperan poder “envolver simbólicamente” el Palacio de Justicia, edificio ubicado en la Plaza de Bolívar, en pleno centro de Bogotá, y a pocas calles de la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo.
En la actividad, denominada “La Memoria Envuelve a la Justicia”, también se busca “unir los retazos de sus historias y luchas, resignificando las maneras en las que tejemos las memorias, la dignidad, la esperanza y la Paz en Colombia, como una forma de resistencia contra la impunidad y el olvido”, indicaron los organizadores en un comunicado.
Los costureros, de los que hacen parte víctimas residentes en departamentos como Bolívar, Cauca, Cundinamarca, Putumayo, Antioquia, Chocó, Valle del Cauca y Caldas, comenzaron en la capital colombiana y luego se replicaron en otras ciudades.
En la iniciativa se involucraron madres de víctimas de “falsos positivos”, nombre con el que se conoce en Colombia al escándalo de las ejecuciones extrajudiciales, donde miles de civiles fueron asesinados por militares para hacerlos pasar por guerrilleros muertos en combate y así obtener beneficios.
También, elaboraron el telar familiares de los muertos y desaparecidos en la toma del Palacio de Justicia, que comenzó el 6 de noviembre de 1985, cuando un comando de 35 guerrilleros del M-19 irrumpió en el edificio y tomó como rehenes a cerca de 300 personas.
Un día después, el Ejército retomó a sangre y fuego el recinto, que albergaba la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado, en una operación que dejó 94 muertos, entre ellos 11 magistrados de la Corte, decenas de heridos y once desaparecidos, en su mayoría empleados de la cafetería y visitantes.
Del mismo modo, desplazadas por el conflicto armado y afectadas por la violencia sexual contribuyeron desde sus lugares de origen con el gran telar.
El telar, precisó Cifuentes, “lo pueden terminar todos los ciudadanos que quieran venir a tejer o escribir mensajes en telas blancas que trajimos para añadirlas al telar de 400 metros que se hizo” y que los organizadores esperan dejar unos días en exposición.
