Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 13,44-52.
El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “Cuando pensamos en el regreso de Cristo y su juicio final, que revelará, hasta sus últimas consecuencias, lo que cada uno haya hecho o dejado de hacer durante su vida terrena, percibimos que estamos ante un misterio que nos supera, que ni siquiera podemos imaginar.
Un misterio que despierta casi instintivamente en nosotros un sentimiento de temor, y quizás incluso trepidación.
Sin embargo, si pensamos con atención acerca de este hecho, solo puede agrandar el corazón de un cristiano y ser una gran fuente de consuelo y confianza.
(...) Si pensamos en el juicio desde la perspectiva de la espera de Jesús, el miedo y la duda desaparecen y dejan espacio a la espera y a una profunda alegría: será el momento en que seremos juzgados finalmente, listos para ser revestidos con la gloria de Cristo, como con un vestido nupcial, y llevados al banquete, imagen de la comunión plena y definitiva con Dios.
(...) ¡Qué hermoso saber que en ese momento, además de Cristo, nuestro Paráclito, nuestro Abogado ante el Padre, podremos contar con la intercesión y buena voluntad de tantos de nuestros hermanos y hermanas que nos han precedido el camino de la fe, que han dado su vida por nosotros y que continúan amándonos de manera indescriptible!
“El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el unigénito Hijo de Dios”. (Jn 3,17-18)
Esto significa que aquel juicio final ya está en marcha, que empieza ahora en el curso de nuestra existencia.
...No nos cansemos, por lo tanto de velar por nuestros pensamientos y nuestras actitudes, para gustar ya ahora con anticipo la calidez y la belleza del rostro de Dios y esto va a ser hermoso, lo contemplaremos en la vida eterna en toda su plenitud”.
(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-mateo-13-47-53-parabola-red-angeles-separan-buenos-malos-jesus)