Los científicos estiman que quedan menos de 30 vaquitas y el programa era considerado una oportunidad de rescate para esta especie. Después de la muerte de la vaquita capturada los profesionales decidieron poner fin a este trabajo.
En los últimos cinco años, la población de la vaquita, que vive entre la parte continental de México y Baja California, ha disminuido en un 90% a consecuencia de las redes colocadas de forma ilegal para capturar especies en peligro de extinción. Estos animales se enredan y ahogan entre dichas mallas.
Por otra parte, la recompensa de los cazadores es la vejiga de la totoaba, un órgano que llega a venderse hasta USD 50.000 en el mercado negro, se le conoce como la “cocaína acuática”. La pesca de totoaba fue prohibida en México en 1993, informó el portal de noticias The New York Times.
En el 2015 número de vaquitas disminuyó a alrededor de 100, y el gobierno también prohibió la mayoría de las redes agalleras y otros tipos de redes en las que se atoran las vaquitas.
La intención de los científicos es mantener a los animales en cautiverio temporalmente y criarlos hasta que las redes sean eliminadas de su hábitat.