Los primeros en manifestarse fueron los latinoamericanos. Así, desde Venezuela, el presidente Nicolás Maduro repudió “enérgicamente esta acción”.
Por su lado, el jefe de Estado brasileño, Jair Bolsonaro, lo “lamentó” e hizo referencia al atentado que sufrió en 2018, cuando “hubo gente que lo celebró”, declaró.
Su contrincante en las próximas elecciones de octubre, el ex mandatario Lula da Silva, un antiguo aliado de la también ex presidenta argentina, señaló que ella fue “víctima de un criminal fascista que no sabe respetar las divergencias y la diversidad”.
De otro lado, Fernández también recibió el apoyo de los gobiernos de Cuba, Nicaragua, México, Costa Rica, Honduras, Perú, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Paraguay.
Igualmente, su “rotunda condena” al ataque manifestó el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y subrayó que “el odio y la violencia jamás vencerán a la democracia”.
En una entrevista, el ex presidente de Uruguay José Mujica apuntó que es “un momento de reflexión” para el país vecino, más allá de “horrorizarse”, para sacar un “camino positivo” de todas las partes involucradas en la política argentina.
No se hizo esperar tampoco la declaración del Gobierno de Estados Unidos. Allí, el secretario de Estado, Antony Blinken, indicó que su país está con Argentina “en el rechazo a la violencia y el odio”. Además de su “repudio”, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, consideró “imprescindible esclarecer e investigar (el ataque) para rechazar la violencia y hacer justicia”.
El alto representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores, Josep Borrell, condenó el intento de atentado y transmitió el apoyo de la UE al pueblo argentino.
Desde Ginebra, la portavoz de la Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, manifestó que el organismo considera que es “crucial que se haga una investigación sobre qué y cómo ocurrieron las cosas”. EFE