07 feb. 2025

Una Iglesia en salida

El artículo de Eduardo Hoornaert que desde el lunes estamos estudiando, comienza así: “El papa Francisco sabe lo que está diciendo y es exactamente eso lo que le hace encontrar oposición en determinados sectores de la Iglesia.

Al principio no se le daba mucha atención a lo que él decía porque tiene un modo manso y calmo de hablar sin levantar tempestades.

Así, por ejemplo, no se prestó mucha atención a los discursos del entonces cardenal Jorge Bergoglio frente a sus colegas cardenales, el 9 de marzo de 2013, pocos días antes del inicio del Cónclave que lo elegiría Papa:

“La Iglesia debe salir de sí misma, rumbo a las periferias existenciales”.

“Una iglesia autoreferencial amarra a Jesús Cristo dentro de sí y no lo deja salir. Es una Iglesia mundana que vive para sí misma”, decía él.

“¿Será que los cardenales reunidos en Roma para elegir un nuevo Papa, en el 2013, entendieron las palabras que el cardenal Bergoglio había dicho pocos días antes?

–Sea como fuere, esos cardenales eligieron a Bergoglio como el nuevo Papa”.

“Enseguida de elegido, el papa Francisco asumió la posición del papa Juan XXIII en 1962.

Exclamó, tres días después de elegido: “¡Ah! Cómo quisiera yo una Iglesia pobre y para los pobres”.

Y a lo largo de sucesivas alocuciones, en diversas ocasiones, el Papa va creando todo un vocabulario propio: Iglesia que se mueve, que hace opción por los últimos, que va a la periferia, hacia afuera, que sale de sí misma, que anda por la calle.

Iglesia inclusiva, no excluyente, no autocentrada, no narcisista, que no vive para sí misma, no es una notaría, hospital de campaña, campo de refugiados.

Etcétera... La expresión de mayor realce dentro de ese nuevo vocabulario es Iglesia en salida.

El papa Francisco es el Papa controvertido y todo lo que acabo de escribir, tal vez sea lo que algunos no quieren aceptar en él.