La familia Mendoza, del barrio Sajonia, mantiene desde hace 35 años la tradición de montar un pesebre en honor del Niño Jesús, en la creencia de que esa veneración traerá bendiciones y suerte en cada año que se inicia.
Julio Mendoza explicó que si bien la iniciativa de rendir ese tributo fue suya, también se fundamenta en una costumbre que su fallecida madre desarrollaba en el marco de una profunda fe religiosa.
“En casa somos todos devotos del Niño Jesús. Y esto lo hacemos en homenaje a mis nietos Érica Patricia, Jazmín María Paz y Emilio Ariel. Y precisamente ellos son una bendición en nuestras vidas”, sostuvo orgulloso.
Comentó que siempre busca un motivo diferente para colocar al pequeño Dios, el cual necesariamente debe llevar algún componente folclórico, en un armaje de pesebre que se inicia ya en los últimos días del mes de noviembre. “Este año coloqué al Niño Jesús en una carreta. Las veces anteriores estuvo en una hamaca, rodeado de cascadas y arroyos. Siempre se le ambienta de una manera distinta”, resaltó. Exhortó a las familias paraguayas a no perder esta rica costumbre que es muy propia de nuestro país y que habla de la religiosidad que está muy metida en las raíces de nuestra cultura.