En política, el zorro sabe más por viejo que por zorro.
Esta puede ser una rápida conclusión tras el acuerdo entre los colorados y liberales por la mesa directiva y otros cargos en disputa que serán definidos en breve, y donde juega en forma clave el peso parlamentario.
En un primer momento había un clima cálido entre Horacio Cartes y Fernando Lugo, líder del izquierdista Frente Guasu (FG), pero al final primó la realpolitik, una materia que los partidos tradicionales manejan al dedillo.
LO QUE ESTÁ EN JUEGO. En primer lugar, la guerra por la titularidad de las cámaras del Congreso, pero sobre todo del Senado, cuyo titular ejerce simultáneamente la presidencia del Poder Legislativo.
Horacio Cartes y Blas Llano (que salió de las catacumbas para este pacto) acordaron darle a la ANR el Senado y al PLRA, Diputados. Los liberales cerraron un buen negocio. Tras la derrota en abril, se replegaron y dejaron la cancha de las negociaciones. El dolor y la vergüenza los dejó inermes.
Entonces, Cartes visitó a los líderes partidarios. La cortesía se convirtió en coqueteo con la izquierda. El Frente Guasu se frotó las manos y lanzó una lista interminable de reclamos: presidencia del Congreso, un cupo en el TSJE, aceptar sin condiciones la inclusión de Venezuela al Mercosur, etc., etc.
Entonces reapareció el nuevo “Maquiavelo” Llano para ejercer el rol que mejor le sale: negociar, y el PLRA -que entonces estaba fuera de juego- tendrá la presidencia de Diputados y la vicepresidencia primera del Senado. En cuanto al TSJE, Ramírez Zambonini permanecerá en la institución. El tercer miembro será independiente, pero no de izquierda, aparentemente.
UN ESTIGMA. El buen clima de negociación entre Cartes y Lugo derivó en tormenta tras el asesinato de Luis Lindstron. Lugo no puede deshacerse de la cruz del EPP y los sectores que cuestionaban ese acercamiento amplificaron su supuesta responsabilidad política. El tema Venezuela es otro punto complejo. En la campaña, Cartes estaba de acuerdo con una rápida solución, pero los halcones colorados están ganando la partida y el presidente electo está retrocediendo, lo que alejó aún más un eventual acuerdo con la izquierda.
¿Exigió demasiado el FG? Aparentemente, su lista fue muy exigente, pero sobre todo -al decir de un colorado-, de un exacerbado fundamentalismo que por poco no pidió que los colorados recen el “Yo, pecador”.
El senador electo Carlos Amarilla es otro jugador clave en esta negociación con la ANR. Él afirma con convicción -a pesar de la desconfianza natural hacia el pacto-, que la conversación va mucho más allá de los cargos. Que hay que aprovechar la oportunidad política para ir desechando los vicios clásicos y apuntar hacia la transformación de los partidos. Dio como ejemplo el pacto para no contratar más a operadores en la Justicia Electoral, y la promesa de aprobar un presupuesto nacional racional.
Pero hoy solo existe desconfianza hacia este tipo de pactos, así que solo resta esperar qué harán desde el Congreso para espantar fantasmas y recuperar lentamente la credibilidad ciudadana.
LOS ELEGIDOS. Tanto en la ANR como en el PLRA hay malhumor por este pacto y por los hombres elegidos. Entre los colorados se impuso Julio César Velázquez, que precisamente no es una figura nueva ni respetada para inaugurar el “nuevo rumbo”. Pero fue un premio a su tozudez, de estar con Cartes desde el primer día sin chistar. Cartes no lo tenía a su lado. Él se ponía a su lado desde temprano hasta la madrugada. Y le ganó la pulseada a Luis Castiglioni, a Lilian Samaniego, que como los demás acatarán la decisión de su presidente.
Los diputados colorados aceptan a regañadientes entregar la Cámara donde tienen mayoría propia.
En el PLRA tampoco hay tranquilidad. El diputado efrainista Bartolomé Ramírez es el elegido, pero aún no tiene consenso de sus correligionarios.
A esto se agrega el enojo del PDP, su aliado en la elección, que ni siquiera fue avisado del pacto.
¿Se subirá al carro Avanza País? Aunque Camilo Soares y Karina Rodríguez ya desacreditaron el pacto de “impunidad”, Adolfo Ferreiro prefiere esperar propuestas.
En fin, los viejos adversarios, los tradicionales amigos, decidieron caminar de la mano en este tiempo. Este pacto definirá si se abre un nuevo tiempo o repetirán la vieja ruta, cuyo resultado la ciudadanía sabe con demasiada certeza.