El domingo pasado leí este comentario en Última Hora. Por considerarlo de gran interés para los lectores, y temiendo que alguno se lo haya perdido, lo repito in extenso en este blog. Que lo disfruten.
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El Guinness al periodista más valiente.
Por Hugo Rubin
Alguna vez surgirá una nueva casta de investigadores incorruptibles, que denuncien lo que sea, aunque se trate de respetables y no tan respetables colegas, a pesar de que se ganarán la repulsa de muchos compañeros, comunicadores, directores y propietarios de otros medios, la envidia de unos cuantos, pero todo valdrá la pena en aras de la verdad, el pueblo tiene derecho a saber, la Justicia debe llegar.
Lastimosamente eso no ocurrió y no ocurrirá, salvo que los valerosos y valerosas periodistas dejen de trabajar en medios cuyos dueños son multimillonarios magnates con incalculables fortunas, cuyos orígenes se remontan, en algunos casos, incluso a dictaduras anteriores a las de Stroessner. Es más fácil salir a cazar pajaritos que enfrentarse al Imperio Romano. O hablando sin metáforas: ni borrachos se meterán con los negocios del patrón de turno.
Además, si los amos y sus familias mantienen bajo perfil, la tarea es más fácil, las masas no tienen idea de que tal diario, radio o canal pertenece al mismo grupo que posee inmobiliarias, supermercados, frigoríficos, tabacaleras, bancos, constructoras, importadoras de cualquier tipo de producto, proveedores del Estado y una infinidad de negocios que reportan casi siempre muchísima más ganancia de la que sus medios les dan. Mucho menos pueden tener idea de cómo consiguieron esos convenios decisivos en esos momentos claves que les hicieron dar el gran salto a las súper fortunas que catapultaron todo lo demás.
¿El transcurso del tiempo es suficiente para cubrir un delito? Si yo hoy consigo discretamente -sin que nadie se entere- un contrato o acuerdo con el Gobierno que me permita ganar una gran riqueza de manera deshonesta e injusta, ¿merezco la impunidad por haber resistido durante décadas sin que nadie se anime a denunciarme? ¿Tendré derecho en, digamos, 30 años a proclamarme como el más honesto hombre de negocios dueño del medio más importante?
Veamos el perfil de los aguerridos sabuesos de la denuncia al servicio de esos potentados: A) Ignotos personajes que desean generar polémica y muchas entradas en sus blogs atacando, con o sin razón, pero sin cotejar hechos y utilizando los peores términos, los más ofensivos, para reforzar su posición. B) Figuras decaídas, expulsadas de varios medios, inestables emocionalmente, que conocieron efímeros momentos de gloria y desean recuperar minutos de atención denostando contra celebridades de la prensa o la farándula, cuanto más queridas y respetadas éstas, mayor impacto. C) Mimados y mimadas comunicadores con sueldos inmensos que justificar, con un prestigio ganado y pose de maestros del buen periodismo, cuya experiencia les permite saber con qué negocios o amigos del jefe no meterse.
Es probable que nuestros héroes de la comunicación reúnan algunas de las características de más de una de las categorías citadas, de seguro tendrán respuesta favorable de los cientos de resentidos de siempre y los ingenuos que creen que con unos cuantos efectos -e insultos- se lucha contra la desigualdad, cuando en realidad lo único que hacen es engordar más los bolsillos de los propietarios de los medios, muchas veces tapando los negociados que de seguro siguen haciendo. Total, algunos francotiradores no tienen nada que perder, otros reciben viajes y premios por la eficiencia. Eso sí, en su fuero interno saben perfectamente cuál es su contribución con la decadencia moral del periodismo paraguayo. Nadie investigará cómo hizo su patrimonio el que le paga el salario.