Los milagros de curación atribuidos a las aguas del Tupasy Ycuá siguen vigentes en la villa serrana, aunque este año el líquido ya no viene del manantial, sino que por razones de salud es proveído por la ESSAP. Los devotos se acercan con todo tipo de envases para llevar un poco a sus casas y luego beberla y compartirla con sus familiares. Cientos de peregrinos aprovechan para refrescarse tras una larga caminata hasta el sitio.
Julia Campuzano, de 78 años, cuenta que cada año visita a la virgencita desde Quiindy. “Ya no vengo caminando porque estoy vieja, desde hace algunos años lo hago en colectivo y mi marido siempre me acompaña”, explicó tras mojarse todo el cuerpo con el “agua milagrosa”. Ante la cantidad de personas que se encontraban en el lugar, Julia esperó paciente y logró llenar dos botellas de plástico. “Las llevó a casa para tomar porque esta agua cura”, asegura. Con cada afección que siente –por los años– bebe un poco y queda curada. “Tengo mucha fe por eso me cura siempre cuando tomo”.
Con la intención de cumplir su promesa no pudo faltar a la celebración del novenario en honor de la Virgen. “Me cumplió mi pedido, por eso estoy acá", puntualizó.