Mientras decenas de manifestantes gritaban afuera “Sin justicia, no hay paz”, Trump dijo que quería convertir a Detroit –una ciudad predominantemente afroamericana que recientemente salió de la bancarrota– en la envidia económica del mundo al llevar de vuelta a la ciudad a empresas desde el extranjero.
En forma separada, Trump se reunió con alrededor de 100 líderes de la comunidad y de la iglesia, dijo su campaña, en el más reciente intento republicano por atraer a los votantes de minorías de su rival, la demócrata Hillary Clinton.
El acercamiento de Trump a las minorías en las últimas semanas tiene lugar mientras el magnate neoyorquino busca mejorar sus posibilidades en la elección del 8 de noviembre y dejar atrás meses de ofensas contra votantes negros e hispanos con su línea dura contra la inmigración y su retórica combativa.
“Entiendo completamente que la comunidad afroamericana esté sufriendo de discriminación y que hay muchas injusticias que aún deben corregirse”, comentó Trump en la iglesia que estaba a capacidad media. “Quiero hacer a Estados Unidos próspero para todos. Quiero hacer de esta ciudad la envidia económica del mundo y podemos hacerlo”, agregó.