11 feb. 2025

Triunfó el equilibrio

Por Benicio Martínez
Claro, hablamos del equilibrio bien entendido. Porque en realidad, cuantas barbaridades se cometieron en nombre del tan mentado equilibrio principalmente en nuestra selección nacional. Sin embargo, lo del “Tata” Martino es diferente.
Se mantuvo inalterable y fiel a la concepción futbolística que lo caracteriza. Aún en los momentos aciagos de los dos partidos finales cuando perdió el papel protagónico en el trámite del partido.
Esta vez, ese equilibrio táctico y emocional le alcanzó a Libertad para superar a un Cerro Porteño que acusó de forma notoria las ausencias de Erwin Ávalos y Marcos Cáceres. El técnico Gustavo Costas cometió el pecado capital de modificar mucho el equipo. Aplicó el bisturí en las tres líneas. Se percató de su error a la media hora de juego cuando le sacó a Juan Cardozo, reubicó a Pérez en la función de lateral derecho cuando éste empezó el partido marcando la punta izquierda. Ernesto Cristaldo, que se inició como volante, bajó a su puesto habitual de lateral izquierdo e ingresó Raúl Román como enlace.

SEGUNDA PARTE. En la complementaria, le valió ganar protagonismo en el trámite del partido. Recuperó a su mejor figura: el equipo. Pero, para entonces, Libertad sacó dos goles de diferencia que en una finalísima resultan determinantes.
Martino volvió a creer en ese corredor derecho formidable que integran Bonet-Aquino-Guiñazú (polifuncional) y López.
Bonet volvió a ganar las espaldas de Pérez, primero, y Cristaldo, después. Aquino realizó un notable aporte a la hora de esconder la pelota. El segundo gol fue un valor agregado a su trabajo. Guiñazú en lo suyo: apareció en todas. Villarreal, impecable en el trabajo “sucio” de obstruir la creación azulgrana. Pero el olfato y la astucia goleadora de Hernán Rodrigo López superó a todos.
Lo dicho. El equilibrio albinegro pudo más que la “cirugía mayor” que aplicó Cerro Porteño.